La caída de curas lleva a un cambio de modelo para las misas

M.E
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Con un 30% menos de sacerdotes en los últimos 14 años, el plan de la diócesis para el medio plazo contempla el funcionamiento de 25 unidades pastorales en la provincia que centralizarán la atención, aunque «sin dejar abandonados a los pueblos»

La caída de sacerdotes lleva a un modelo que concentra las mis - Foto: Isabel García

La despoblación, el envejecimiento, la falta de relevo generacional, la caída de vocaciones religiosas y la reducción, en líneas generales, de la vida cristiana vienen haciendo mella desde hace años en el número de sacerdotes en prácticamente toda la región, también en la diócesis de Ávila. Si en 2010 el número de curas en activo era de 190, hoy la cifra se queda en 136, un descenso del 30% que viene de largo y que ya hace años obligó a un replanteamiento de la acción pastoral para afrontar el presente y un futuro que no se presenta mucho más halagüeño. El panorama conduce irremediablemente a un cambio del modelo de atención pastoral, pero también invita a un cambio de mentalidad de los fieles. El concepto de «un pueblo, una parroquia y un cura (mínimo)» que ofrece misas todos los domingos está caduco y los fieles tienen que asumir que viene «algo nuevo» y que en muchos casos tendrán que desplazarse a otra localidad para recibir «la gracia» del encuentro con Dios, al igual que lo hacen para ir al bar, por poner un ejemplo. Este nuevo modelo que exige un cambio de 'chip' del pueblo cristiano, pero también de los sacerdotes, ya está en marcha y avanza no sin resistencias, pero se concibe a medio plazo, de manera que se está poniendo en práctica poco a poco y a «distinto ritmo» en las parroquias abulenses.

Jorge Zazo, vicario episcopal para la pastoral, detalla que ya en 2017 se hizo un plan de atención pastoral para la diócesis que contempló la creación de una veintena de unidades pastorales con el objetivo de que estén en pleno funcionamiento en el año 2050. La unidad pastoral es una fórmula, prevista por el derecho de la Iglesia, para que varias parroquias (de pueblos o barrios) se unan bajo la dirección de un único párroco y conformando una sola comunidad para concentrar en un espacio celebraciones como la eucaristía del domingo y otro tipo de actividades pastorales. Además, se espera que con esta configuración el sacerdote puede dedicar más tiempo de calidad al encuentro con los fieles, ya sin las prisas de tener que coger el coche para dar misa en otro municipio. «La gente tiene que asumir que en el 2025 habrá una veintena de parroquias en la provincia», señala Jorge Zazo, quien lo primero que quiere dejar claro es que «no vamos a dejar abandonados a los pueblos», sino que, aunque el centro principal sea en uno de los municipios (en la cabeza de la unidad pastoral), el sacerdote y el resto de su equipo «seguirán recorriendo los pueblos» para hacer celebraciones o visitar a los enfermos, por ejemplo. 

¿En qué punto estamos hoy? Los arciprestazgos ya pasaron de once a seis y, con ello, la creación de grupos de reflexión arciprestal, y ya están diseñadas la veintena de unidades pastorales (parroquias con más de 4.000 habitantes y cabezas de comarca) que van a concentrar los recursos. Jorge Zazo explica que «no todas las unidades pastorales están funcionando ya como tal» dada la existencia de «dificultades, la primera que a algunos sacerdotes les cuesta dar ese cambio de paradigma» y surgen en muchos, curas y fieles, «resistencias», al «obcecarse en mantener un modelo que ha muerto. Amar de donde venimos  es bueno, pero no puede encerrarnos en la nostalgia y el inmovilismo», recalca.

El proceso no es de un día para otro. Con la base de un estudio de la UCAV sobre el desarrollo y la proyección de la población en la provincia y también con la previsión de la media de ordenaciones, la estimación es que «de aquí a 2050 tenemos que contar con 25 sacerdotes menores de 75 años para organizar la pastoral», cuando hoy se dispone de 70 menores de esa edad. Hay que contar con que «habrá bajas» y calcular una ordenación de media cada dos años, además de que no todos los curas se destinan a las parroquias porque «hay otras misiones».

 

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