La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio efectúa entre el 10 y el 20 de enero el recuento de aves acuáticas invernantes que el año pasado contabilizó 67.408 ejemplares de 58 especies diferentes en 379 localidades. El ánade azulón, la cerceta común, el chorlito dorado europeo, la avefría europea, la gaviota sombría, el ánsar común y la grulla común fueron las especies más abundantes, con más del 78 por ciento de los ejemplares detectados. La cifra es un 17 por ciento más del número medio de ejemplares detectados en los últimos cinco años (57.324 aves para el periodo 2018-2022).
Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones de aves acuáticas en la Comunidad, y contribuye a acentuar la importancia que tienen las diferentes zonas húmedas para la conservación de la biodiversidad.
Las principales zonas húmedas por provincia donde se concentraron casi la mitad de los ejemplares detectados fueron las Lagunas de Villafáfila (Zamora) con 10.214 aves; las Lagunas de La Nava, Boada y Pedraza en Tierra de Campos (Palencia), con 8.248 aves; el azud de Riolobos (Salamanca), con 7.339 aves; la Laguna del Hoyo en El Oso (Ávila), con 2.499 aves; la balsa de Santa Cristina (León), con 1.614 aves; el embalse del Ebro (Burgos), con 1.320 aves; la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño (Valladolid), con 515 aves; el embalse de Cuerda del Pozo (Soria), con 417 aves, y el de Linares del Arroyo (Segovia), con 273 aves.
Por especies, el ánade azulón (23.460 ejemplares), la cerceta común (6.741 ejemplares), el chorlito dorado europeo (6.586 ejemplares), la avefría europea (6.732 ejemplares), la gaviota sombría (3.497 ejemplares), el ánsar común (3.044 ejemplares) y la grulla común (3.038 ejemplares) fueron las especies más abundantes, con más del 78 por ciento de las aves detectadas. Además, se detectaron especies más escasas durante el periodo invernal, como el águila pescadora (un ejemplar), la espátula común (ocho) o el flamenco común (cuatro ejemplares).
El análisis de la tendencia general de la población invernante de aves acuáticas en la Comunidad es negativo en los últimos años. En el territorio de Castilla y León se concentraban más de 100.000 aves acuáticas invernantes hasta el año 2011, pero estos valores han ido en descenso hasta llegar al mínimo de 60.000 ejemplares en el censo realizado en el año 2022.
Esta fuerte caída está motivada principalmente por la reducción de la población invernante de ánsar común, que ha pasado de un máximo de 65.823 ejemplares en el año 2006 a 3.044 aves en el censo realizado el año pasado. Este descenso en el tamaño poblacional es debido a que han acortado sus desplazamientos migratorios y, actualmente, sus zonas de invernada se localizan en áreas del centro y norte de Europa, mucho más cercanas a sus zonas de reproducción. Sin embargo, hay otras especies que muestran una tendencia positiva en el número de ejemplares que pasan el invierno en Castilla y León, como son el tarro blanco o la garceta grande.
Desde el año 1967, la organización Wetlands International promueve y coordina un programa de censos de aves acuáticas invernantes en zonas húmedas, que se lleva a cabo anualmente a lo largo del mes de enero, periodo en el que muchas especies de acuáticas se congregan en enclaves concretos, por lo que su recuento es más sencillo y fiable que en otras épocas del año, y que se desarrolla en todos los continentes. Las fechas establecidas para el año 2024 son entre el 10 y el 20 de enero, siendo prioritarios el 13 y 14 de enero.
En Castilla y León, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio se encarga de coordinar y realizar este seguimiento, enmarcado dentro del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, y en el que participan agentes medioambientales, celadores de Medio Ambiente y técnicos de los Servicios Territoriales de Medio Ambiente, junto con el apoyo de personal técnico de la Fundación del Patrimonio Natural.
El aspecto más relevante de este recuento es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica: recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.
Además, los censos de aves acuáticas invernantes se han convertido en un instrumento fundamental para el conocimiento y valoración de sus hábitats, los humedales, que son objeto de atención preferente por su fragilidad y singularidad.
Compromisos internacionales
Por último, este tipo de datos son necesarios para informar acerca del cumplimiento por parte de España de compromisos internacionales, tales como la Directiva 2009/147/CE relativa a la conservación de las aves silvestres y el Acuerdo sobre la conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Afroeuroasiáticas (Aewa) del Convenio de Bonn, al tiempo que permite disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
A lo largo de este año 2024, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta continuará con el trabajo de seguimiento de los siguientes grupos de especies como aves acuáticas (invernantes y migradoras), ardeidas (garzas y especies afines), aves galliformes (urogallo cantábrico y perdiz pardilla) aves forestales amenazadas (águila imperial ibérica, cigüeña negra, buitre negro y milano real reproductor e invernante), aves esteparias (avutarda, ganga ibérica y ganga ortega, sisón, aguilucho cenizo, aguilucho pálido y cernícalo primilla), aves rapaces rupícolas (águila perdicera, buitre leonado, alimoche, águila real y halcón peregrino), aves rapaces diurnas no amenazadas, mesomamíferos carnívoros, oso pardo cantábrico, lobo ibérico y cangrejo de río.