«Nuestro cerebro no está preparado para la incertidumbre»

D. Casillas
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La psicóloga Ana Martos presenta hoy en Letras el libro 'La Ansiedad. El malestar invisible', en el que da pautas para superar ese problema

«Nuestro cerebro no está preparado para la incertidumbre»

Ana Martos, psicóloga con varios libros publicados, presenta este jueves en Librería Letras el último de los que ha dado a la imprenta, un trabajo de análisis que dedica a La Ansiedad. El malestar invisible (Editorial Popular) en el cual describe, desde una visión autorizada que además transforma en palabra fácil de entender, todos y cada uno de los síntomas y trastornos asociados a ese problema de salud mental, como el estrés, la preocupación, el sentimiento de culpa, el duelo, la depresión, el trastorno bipolar o la desolación. Y no solamente pone en negro sobre blanco esa complicada realidad, de daño creciente en la sociedad, sino que además da herramientas para entenderla, primero, y para hallar una solución, a continuación.

Explica Ana Martos en este libro que al hablar de la ansiedad, «algo psicológico que cuando se somatiza se transforma en estrés, ya algo físico», puede ser positiva o negativa, igual que el estrés. Es buena la ansiedad, aclara, «cuando te vas a declarar una chica, vas a hacer un examen, vas a pedir un trabajo o participas en una competición, porque te empuja en forma de ayuda», pero «es mala cuando te atrapa y no te deja actuar».

Que en la sociedad actual la ansiedad mala esté creciendo tanto frente a la buena, añadió, se debe a que «últimamente se nos ha enseñado que hay un placer que se puede adquirir inmediatamente y sin esfuerzo, y ese placer produce adicción, ese placer; encontrar una fuente de satisfacción sólo con alargar un dedo produce satisfacción, y ahí hemos entrado como una carrera a ver quién consigue más». De esa forma de 'machacar' mentalmente a las personas son un perfecto ejemplo «los influencers y todas estas gentes, que nos dicen que somos tontos si no ganamos 7.000 euros mensuales, o cosas por el estilo, que es una forma de arrear como se hace con un caballo, y eso no es forma de vivir».

En este libro, como forma de frenar esa mala ansiedad creciente, Ana Martos, respondiendo a una invitación que en ese sentido le hicieron para que explicase qué estaba ocurriendo en este campo en nuestra sociedad y si existía alguna manera de corregirlo, «lo que hago es dar pautas de comportamiento, no soluciones, porque hay que partir de la realidad de que un libro por sí mismo no cura».

«Un libro te puede orientar y decirte lo que te pasa y por qué te pasa, y te puede dar una serie de pautas de mejora, pero al final si el problema es grave para tratarlo lo lógico e indispensable es ir a un profesional, psicólogo, psiquiatra o médico de familia, que te podrá orientar»; es decir, resumió, que «yo analizo la realidad para que el lector la conozca mejor, sepa un poco el origen de ese malestar y sepa también que puede estar en sus manos parte de la solución», porque «hay mucha gente que sabe que sufre pero que no tiene ni idea de lo que le está pasando, y todos esos problemas pueden curarse».

A encontrar la solución a un problema ayuda mucho conocerle bien, y, sobre todo, «ayuda saber enfrentarse a ese problema que a veces no sabes ni de dónde viene ni por qué, y de ahí vienen después las culpas, muy difíciles de gestionar».

Defiende también Ana Martos lo positivo que sería enfrentarse a la realidad de la vida, esa que ahora nos tiene dominados con el largo lastre del placer de las recompensas inmediatas y fáciles, «desde un sentido crítico en el que también quepa la autocrítica», porque «nuestro cerebro no está preparado para la incertidumbre y por eso admite cualquier cosa con tal que le suene a verdad ya que siempre está buscando certezas, aunque sean mentiras», y ante esa «necesidad neurológica lo tienen relativamente fácil quienes nos quieren engañar si nos dejamos, si cuando nos ponen la zanahoria delante no somos críticos y vamos a por ella».