Navidad de ausencias tras la tragedia

Loli Benlloch (EFE)
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Dos meses después de la devastadora riada que engulló España, con especial incidencia en Valencia, el recuerdo de las víctimas convive con los esfuerzos por recuperar la normalidad

Carteles de ánimo para los habitantes de Paiporta, uno de los 78 municipios afectados. - Foto: Ana Escobar (EFE)

La Navidad está siendo muy diferente este año en los lugares arrasados por la dana que el pasado 29 de octubre inundó España, con especial incidencia en Valencia, comunidad en la que más fallecidos dejó y en la que las fiestas se están viviendo con especial tristeza. Y es que, al cumplirse dos meses de la tragedia, el dolor y la pérdida parecían pesar ayer más que nunca, coincidiendo con unas fechas especialmente nostálgicas.

Tras 61 días en los que no han parado los trabajos para intentar devolver una normalidad aún lejana, en los 78 municipios valencianos afectados por las riadas todavía quedan garajes llenos de lodo, decenas de miles de coches destrozados amontonados en campas, muchas casas destruidas y comercios por reabrir.

Allí, la Navidad de 2024 está teniendo poco de celebración en los miles de hogares que golpeó la catástrofe (en esas zonas viven más de 845.000 personas), especialmente para las familias de los 223 fallecidos, de los tres que todavía se buscan y del operario que murió en unas labores de limpieza en noviembre.

Pendiente aún de celebrar un funeral oficial por las víctimas -el 9 de diciembre hubo uno organizado por el Arzobispado de Valencia, al que acudieron los reyes-, miles de profesionales y voluntarios siguen limpiando barro en las localidades afectadas, donde varias ONG como World Central Kitchen aún reparten comida caliente, tras haber distribuido más de cinco millones de raciones.

En cuanto a la reconstrucción, el Gobierno de España sostiene que lleva movilizados 16.600 millones de euros, que incluyen más de 900 millones en ayudas directas, mientras que la Generalitat habla de 1.324 millones, que incluyen 854 de subvenciones a fondo perdido, y acusa al Ejecutivo central de dar ayudas a devolver y con intereses, lo que este niega.

Uno de los principales problemas que hay que atender dos meses después de la dana que afectó a una superficie de más de 560 kilómetros cuadrados es el de las campas donde se apilaron decenas de miles de coches arrastrados por el agua y allí siguen, pese a que muchas están cerca de núcleos urbanos y ha habido dos incendios.

Además de los vehículos dañados -se calcula que son más de 128.000-, se han retirado en estas ocho semanas más de 400.000 toneladas de enseres que han quedado inservibles por el agua.

El otro problema que se está atendiendo de forma prioritaria es la retirada de lodo de casi 900 garajes y sótanos, que se ha ejecutado ya en un 78 por ciento según los últimos datos de la Generalitat, en muchos de los cuales se ha utilizado un producto espesante para facilitar su extracción, muy necesaria para las personas con movilidad reducida que en aún no han podido salir de sus casas.

Tercera manifestación. Los dos meses de la tragedia se cumplieron coincidiendo con una nueva manifestación, la tercera llevada a cabo ya, que recorrió las calles del centro de la ciudad de Valencia bajo el lema de Mazón dimisión. 

El president de la Generalitat, Carlos Mazón, remodeló hace un mes su Consell para crear una Vicepresidencia de la Recuperación, al frente de la cual puso a un teniente general retirado, y una Conselleria de Emergencias, y reclamó una auditoría independiente de los medios de prevención de inundaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar.

En el ámbito judicial, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana acaba de inadmitir siete querellas y denuncias presentadas contra Mazón por su gestión de la riada.

Mientras, son todavía pocos los comercios que han conseguido reabrir -más de 54.000 empresas resultaron afectadas- estas ocho semanas, en las que se han reconstruido kilómetros de carreteras y de vías de tren y metro, y en los que han podido retomar las clases los 48.000 alumnos damnificados, aunque más de 24.000 han tenido que ser reubicados.

La reconstrucción emocional de quienes vieron volteada su vida  por la fuerza del agua es otra cuestión pendiente en esta Navidad diferente, que a su manera está presente en detalles como el eucalipto que resistió en el barranco del Poyo en Paiporta y ha sido transformado en árbol navideño o el reparto solidario de juguetes y regalos.