Aún nos queda el bar

E.Carretero
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Santiago del Collado o Niharra, donde ya saben lo que es que no haya nadie detrás de la barra, son dos de los 81 municipios de Ávila, todos ellos de menos de 200 habitantes, que han recibido una de las ayudas regionales para mantenimiento de cantinas

Aún nos queda el bar

Santiago del Collado tiene 180 empadronados entre sus once anejos, vecinos que en las últimas décadas han tenido que despedir a los últimos maestros, y con ello cerrar las escuelas, y también han visto como el consultorio de salud se quedaba sin atención diaria. Tampoco tienen ya en esta localidad farmacia, pese a estar satisfechos los vecinos con el servicio a domicilio que les prestan desde la botica de La Aldehuela; ni tienda, por mucho que reciban con frecuencia la visita de comercios ambulantes. Y en ese listado de servicios suprimidos tuvieron que tachar durante unos años también  los vecinos de Santiago del Collado el bar. Ocurrió, como recuerda Tomás Barroso, el alcalde, tras la pandemia, cuando la familia que hasta entonces regentaba la única taberna aún abierta, situada a las afueras, en la N-110, en lo que se conoce como la Venta del Alto, decidió no volver abrir un negocio que no les era rentable. Además, quienes hasta entonces llevaban el único bar del pueblo también eran los encargados en las fiestas de verano de la barra de la plaza. Por eso, cuando hace dos años el Ayuntamiento de Santiago del Collado volvió a celebrar las fiestas patronales, y en vista de que ya no había hosteleros que se hicieran cargo de la barra, se decidió que el consistorio se hiciera cargo de este servicio. Lo que se sacó de poner cervezas, refrescos y combinados durante aquellas fiestas  lo destinó el Ayuntamiento, como explica el alcalde, a adquirir la maquinaria necesaria para montar un bar en las antiguas escuelas que desde entonces está abierto y atienden camareros contratados por el consistorio gracias a distintas subvenciones de empleo tanto provinciales como autonómicas.  

El Ayuntamiento de Santiago del Collado es uno de los 81 municipios de la provincia de Ávila beneficiarios de las ayudas económicas a municipios y pedanías de menos de 200 habitantes para el mantenimiento de bares o centros de ocio, una convocatoria estrenada este año por la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León y que ha resultado ser un éxito teniendo en cuenta que estas subvenciones llegarán a 734 pueblos de la región, todos ellos de menos de 200 habitantes y que cuentan con un solo bar o establecimiento análogo. 

 Santiago del Collado recibirá también los 3.000 euros de estas ayudas destinadas íntegramente a cubrir los gastos del establecimiento en concepto de suministros generales, como agua, luz, gas y otros combustibles para calefacción y agua caliente, y también para el pago de internet, televisión o plataformas audiovisuales.  

Aún nos queda el barAún nos queda el bar«Los bares en pueblos pequeños no son un negocio del que se pueda vivir. Suponen mucho trabajo y muchas horas porque cada vez hay menos población», reconoce Barroso antes de apuntar que en el caso de Santiago del Collado «el Ayuntamiento mantendrá este servicio mientras no haya ningún particular que quiera llevarlo». 

De momento, y gracias a las contrataciones de camareros que realiza el Ayuntamiento a través del Ecyl y con distintas subvenciones de empleo, el bar de Santiago del Collado continúa abierto y vecinos y visitantes pueden hacer uso de este servicio a diario durante los meses de verano, además de los fines de semana y festivos a lo largo del resto del año. Y es que en un pueblo que ya ha perdido tantos servicios seguir contando con bar «es importante», como reconoce Barroso, que habla del papel fundamental que estos espacios tienen como «lugar de reunión» y como «terapia de grupo».

También menos de 200 vecinos, 177 en concreto, tiene Niharra, otro de los municipios de esta provincia que solicitaron esta ayuda regional y que la han obtenido. También aquí, recuerda Carlos Jiménez, el alcalde de esta localidad, saben lo que es no tener bar. Ocurrió en 2007, cuando el único bar que quedaba en el pueblo regentado por particulares cerró. Eso llevó al Ayuntamiento a acondicionar las antiguas escuelas para montar un bar que durante nueve años regentó un vecino del pueblo, «y muy bien», pero que terminó dejando un negocio que era «muy esclavo». Después de él detrás de la barra se pusieron dos familias distintas que llegaron de fuera. Las dos terminaron dejándolo. Y desde hace un año la encargada de atender esta barra es Yoana Senra, una asturiana que llegó a Niharra en 2022 y que desde diciembre del pasado año se ha hecho cargo del bar municipal. 

«Lo sacamos a concurso pero pedimos lo mínimo que se puede pedir, 100 euros al mes», explica el alcalde de Niharra las condiciones bajo las que se explota la cantina municipal que desde que está Yoana se llama 'La casuca de Yoa'. «Es un trabajo muy esclavo porque estoy de sol a sol», asegura esta hostelera que sin embargo apunta que poniéndole «interés» sí se puede vivir de ello. «Hago comidas, cachopos, fiestas, tengo futbolín, máquina de dardos...», enumera esta asturiana todo lo que ofrece en el bar de Niharra que abre a diario, a excepción de los martes, que es su día descanso y el único día que los vecinos se quedan sin bar.