El Atlético y la fiabilidad gris

Diego Izco
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Máxima eficacia y poco espectáculo: la fórmula con la que Simeone vuelve a poner a su equipo como favorito. La disputa de un Sevilla-Valencia, que antes era un 'bombazo', se ha convertido en una agonía

El Atlético y la fiabilidad gris - Foto: AFP7 vía Europa Press

El Atlético  ha puesto velocidad de crucero. Son ya 14 victorias consecutivas, el récord en la historia del club, y festeja ese 'campeonato de invierno' con contenida euforia, subido a una ola que, poco a poco, te lleva a lo más alto… El cómo lo ha logrado es lo de menos para sus aficionados, lo de más para el seguidor neutral: amagó (hace unas semanas) con lo más parecido al 'jogo bonito' y a la orgía goleadora que se ha visto en años en el Metropolitano, pero ha vuelto a la senda de asegurar al máximo. 'Cholismo'. Otro 1-0 a la colección. Nadie leyó la letra pequeña de ese contrato llamado «Partido a partido», donde ponía que el espectáculo, incluso teniendo plantilla sobrada para darlo, era accesorio.  

Degradación

A falta de Madrid y Barça, jugando como estaban a muchos kilómetros, el foco de LaLiga estaba en otros campos donde no suele haber tanta atención. Cuesta mucho, por ejemplo, vender a los más jóvenes la idea de que un Sevilla-Valencia era, no hace mucho, un duelo al que merecía la pena asomarse. Hoy, con ambos en una crisis institucional galopante y la afición de uñas desde hace años, un Sevilla-Valencia es un choque menor que se juega con un balón que parece pesar una tonelada por culpa de los nervios y la presión, con casi ningún jugador de primer nivel y con dos equipos resignados a su suerte. Los andaluces, convertidos en un equipo de zona media-baja sin motivaciones; los levantinos, en un bloque rumbo a los infiernos: en la historia de la competición, solo ocho de los 57 equipos que sumaban 13 o menos puntos en la primera vuelta lograron salvarse.

Mal producto

Que este fin de semana solo jugase uno de los seis primeros clasificados (el Atlético, ya que el Villarreal lo hizo ayer) o que solo se anotasen 13 goles en los siete encuentros disputados arroja una pobre conclusión: LaLiga ha empezado 2025 con el pie cambiado. Pedir que alguien lo arregle, viendo cómo se las gastan algunos dirigentes y algunos entrenadores, será difícil.