Nadia Calviño ha sido nombrada presidenta del Banco Europeo de Inversiones, gran noticia para ella y para España, se trata de un importantisimo banco que toma decisiones que afectan a la economía de la UE y de sus miembros.
Calviño ha accedido al cargo por méritos, su trayectoria en Europa ante de ser responsable de la Economía del gobierno de Sánchez era excelente, aunque esa trayectoria de excelencia se torció cuando entró en el terreno político y se entregó a la causa sanchista con devoción. En los próximos meses se incorporará al BEI y con seguridad sus colegas europeos olvidarán algunos pasos de los últimos años para poner el acento en el trabajo que realizó en la UE. Por eso ha sido la elegida para el BEI.
Miguel Angel Oliver ha sido nombrado presidente de la agencia EFE, una agencia oficial, que no gubernamental, aunque con Oliver al frente se convertirá en la agencia de Pedro Sánchez. No en vano Oliver ha sido secretario de Estado de Comunicación de su gobierno donde se convirtió en un ejemplo de cómo este presidente de gobierno abduce a sus colaboradores, ministros y no ministros, que se convierten en lo que nunca habían sido: ejecutores de cualquier tipo de orden procedente del despacho presidencial, la que sea y cuando sea.
Oliver, que tenía biografía profesional antes de trabajar en Moncloa, llega a la presidencia de EFE por enchufe máximo y sin cumplir los trámites habituales. Como responsable de Comunicación presidencial dio lo peor de sí mismo, con elección de los periodistas que podían hacer preguntas al presidente en sus ruedas de prensa, buscando los más afines, abusando de las comparecencias sin preguntas, borrando a los periodistas incómodos de la lista de viajeros que acompañan a Pedro Sánchez en sus viajes y eliminando de las peticiones de entrevistas a los medios no afines o a los periodistas con la mala costumbre de preguntar lo que debían. Excepto, claro, en tiempos electorales.
La agencia EFE, el medio de comunicación español con mayor presencia en el mundo, siempre ha tenido en la presidencia a algún periodista de prestigio más o menos afín al gobierno de turno. Pero nunca se había ofrecido el puesto a un periodista que había ocupado la Secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno, y que además había dado pruebas inequívocas de defensor a ultranza del presidente hasta el punto de olvidar los principios que debe cumplir un profesional.
Hace pocos días Sánchez colocaba un buen peón en el Congreso, un letrado mayor que en apenas dos semanas ya ha demostrado su disposición a cumplir lo que interesa a Moncloa. Pensaban los ingenuos que era la última maniobra del presidente para hacerse con un nuevo centro de poder, pero se equivocaban: ya tiene también la agencia EFE para lo que disponga, para lo que mande.
Si esto no es ejemplo de lo que ocurre en países con déficit democrático, se le parece mucho.