A mí nunca me han gustado los coches de diésel, y siempre los he preferido de gasolina y desde hace muchos años tome partido por el Ministerio de Hacienda en su controversia con el Ministerio de Industria. La cuestión viene porque extraer y producir gasolina y diesel tiene casi el mismo coste, y solo son unos pocos céntimos la diferencia de un tipo a otro. Son los impuestos los que toda la vida han marcado la diferencia, por ello la hacienda siempre quiso "tasar" con los mismos o parecidos impuestos de un combustible a otro. Vamos que la gasolina y el diesel deberían haber tenido los mismos impuestos y con ello casi el mismo precio. A lo que siempre se opuso Industria alegando los temas del transporte y su consumo. Esta política gubernamental no solo ha condicionado a la industria automovilística, sino también a los compradores de coches, es decir a todos nosotros. La industria se lanzó hace unas décadas a mejorar un motor diseñado y creado por Rudolf Diesel en 1897 hace ya más de 125 años. Cuando uno de los mayores inventos de la industria del automóvil ha sido la bujía de encendido. Un pequeño electrodo rodeado de porcelana hace saltar la chispa para la explosión de la mezcla, lo contrario de la tecnología del diesel que necesita una enorme compresión para producir la explosión. Tuvo que llegar el ecologismo para castigar la contaminación del diesel frente a la gasolina. Pero este ecologismo no viene solo y en ocasiones viene acompañado de cierta demagogia populista y otras zarandajas, y ahora nos trae el coche eléctrico. Como si este fuera la panacea y la solución de todo. Y se dan subvenciones a los particulares para su compra y a la industria también, como ejemplo, las ayudas millonarias que recibirá Volkswagen para su planta de baterías. Cuando el coche eléctrico ha sido, es y será un fracaso, sobre todo a nivel ecológico, y que solo beneficiará a una minoría de usuarios. La contaminación de un coche se produce sobre todo en su fabricación, materias primas y energía. Y los coches eléctricos son muy contaminantes en su fabricación pues precisan elementos raros para sus baterías como son el litio que es un material de altísimo gasto energético en su producción, y que se extrae de minas en países, que no brillan por su respeto medioambiental ni laboral. Pero además no hay ni habrá suficientes estaciones de recarga, pues los garajes de las comunidades de vecinos no se podrán instalar los enchufes necesarios ni se tendrá potencia de carga en las actuales instalaciones comunitarias. Para que todos podamos cargar el coche por las noches a nuestro regreso a casa. Son más caros, con poca autonomía y se desconoce qué vida y que problemas tendrán las baterías. Ni como afectara el torrente de agua al cruzarle tras una tormenta. El coche eléctrico será bueno para la movilidad en grandes centros urbanos; autobuses, taxis, servicios públicos, flotas de reparto etc. Pero el vehículo eléctrico para todo el mundo es una farsa, otra operación para engañarnos y condicionarnos en nuestras decisiones.