Estar embarazada no implica tener que ponerse a dieta, pero sí hay ciertas pautas a tener en cuenta para prevenir o reducir las molestias habituales durante el período de gestación y para evitar contraer enfermedades como la toxoplasmosis o la listeriosis. Muchas madres ya conocen las principales recomendaciones nutricionales, aunque sigue habiendo falsas creencias y dudas en lo relacionado a la alimentación en esta etapa de la vida.
Tomar o no café, sushi, jamón o alcohol son algunos de los grandes dilemas de las embarazadas, sobre todo porque muchas veces reciben consejos contradictorios incluso de los propios profesionales sanitarios. Es habitual escuchar que no pasa nada por tomar una copa de vino o una caña, sin embargo, especialistas como Julio Maset, médico de Cinfa, lo desaconsejan totalmente. "La mejor dosis de alcohol es cero, se esté embarazada o no", asegura el experto.
Está demostrado que el alcohol eleva el riesgo de complicaciones como partos prematuros, malformaciones, retrasos emocionales y cognitivos, ya que pasa directamente al bebé por la placenta, por lo que ninguna cantidad es segura, por baja que sea.
También considera que debería evitarse el consumo de cafeína durante estos nueve meses por ser un excitante. Además, el café puede favorecer la aparición de molestias digestivas, por lo que tampoco contribuye al bienestar de la madre. No obstante, para quienes no vean factible dejarlo, explica que no deberían sobrepasar los 300 miligramos diarios, lo que equivaldría a una taza por jornada.
Más atención habría que prestar al consumo de productos lácteos, huevos, carnes y pescados por el riesgo de contraer enfermedades como la listeriosis o la toxoplasmosis, dos patologías muy poco frecuentes, pero graves.
El consumo de lácteos, como los quesos, cuenta con el visto bueno de los expertos únicamente si están pasteurizados y hay que tener cuidado, porque incluso en el supermercado se pueden encontrar estos productos elaborados con leche cruda. Sin embargo, basta con analizar el etiquetado para salir de dudas y saber si es apto para embarazadas. Lo cierto es que, a veces, se compra queso en un mercado, te lo regala un amigo o se toma en un restaurante. En estas situaciones, Maset insiste en que "ante la duda es mejor no consumirlo".
Sucede parecido con los patés, que también han de estar pasteurizados aunque, en este caso, se recomienda limitar el consumo porque contienen vitamina A y la acumulación de este nutriente puede ser perjudicial, llegando a hacer, por ejemplo, que suba la presión arterial. En lo que respecta al huevo, no hay restricciones en cuanto a la cantidad, pero nunca hay que consumirlo crudo para evitar la salmonelosis, que puede tener graves consecuencias para el bebé.
Carnes y pescados
Por otra parte, hay que comer pescados y carnes bien hechos si no se pasa el test de la toxoplasmosis y para evitar problemas con el anisakis. Es decir, si se toman productos ahumados, marinados o curados sí hay riesgo de enfermar.
Si la futura madre quiere comer embutido, tendrá que cocinarlo o congelarlo durante cinco días a -18 grados, porque tal y como explica Maset, que esté curado durante más de un año «no da garantías". Y en lo que respecta a pedir en restaurantes sushi, pescados crudos o carpaccios también tiene sus reservas.
Es cierto que en España los restaurantes están obligados a congelar previamente estos productos y son aspectos muy vigilados, pero insiste en que "no sabemos a ciencia cierta si el restaurante al que vamos lo cumple o no". Por ello, asegura que es mejor curarse en salud y comer el pescado cocinado. Además, aclara que el pescado azul debe tomarse con moderación por su alto contenido en mercurio, que no es peligroso para un adulto, pero sí para un niño.
En caso de haber consumido alguno de estos alimentos no recomendados insiste en "no alarmarse nunca". Muchas mujeres tardan un tiempo en darse cuenta de que están embarazadas y entre tanto consumen alcohol o sushi. Maset subraya en este sentido que «las probabilidades de que pase algo a ese embrión son muy bajas».