Las balas que mancharon la historia

Agencias (SPC)
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El intento de asesinato de Trump se suma a una larga lista de atentados fallidos contra políticos en todo el mundo, si bien hubo otros disparos que acertaron su objetivo y acabaron en tragedia

Fotografía de archivo de 1963 del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy - Foto: EFE/SIPA/DALMA/pm

Unas balas lo intentaron. Otras lo consiguieron. Pero todas ellas, independientemente de si acertaron o no en su objetivo, cambiaron (o lo harán) el curso de la Historia. 

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump ha sido el último, aunque no el único, en sufrir un intento de asesinato durante un mitin celebrado el pasado fin de semana en Butler, en Pensilvania. El candidato republicano resultó herido en su oreja derecha después de que un francotirador disparara hasta ocho tiros con un rifle de asalto desde el tejado de un edificio a unos 200 metros de distancia de donde se encontraba y después de que varios testigos alertasen a las autoridades de su presencia.

Una persona del público falleció como consecuencia del ataque y el agresor, Thomas Mathew Crooks, un joven de 20 años, fue abatido por los agentes de seguridad. Pero Trump consiguió salvar la vida. 

Tocado, pero no hundido, porque la bala no logró acabar con su vida pero sí es probable que cambie el panorama político de Estados Unidos. De hecho, el incidente ya ha tenido sus primeros frutos: ha permitido al magnate neoyorquino reforzar su figura, reflotar su candidatura para las presidenciales de noviembre y aventajar a su más que probable rival en las urnas, el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden.

Pero Trump no es ni el primer mandatario norteamericano en sufrir un atentado de este tipo, ni el único líder mundial actual en padecerlo. 

Apenas dos meses antes de este suceso, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, también fue víctima de un tiroteo, en el atentado más grave contra un dirigente europeo en décadas. El político recibió el pasado 15 de mayo varios disparos por parte de un poeta jubilado de 71 años crítico con su Gobierno cuando salía de un acto en la localidad de Handlová, lo que le obligó a permanecer varios días en un hospital donde fue operado de emergencia y se temió por su vida.

Estos altercados contra figuras políticas no suelen ser muy habituales en el Viejo Continente, si bien la premier danesa, Mette Frederiksen, sufrió una agresión a principios del mes pasado en pleno centro de Copenhague por un individuo que fue arrestado.

Sí son mas cotidianos, en cambio, en América. Allí, la exmandataria argentina Cristina Fernández fue víctima hace dos años de un intento de asesinato mientras ejercía de vicepresidenta, cuando saludaba a sus seguidores en la puerta de su casa. Un hombre, de 35 años y origen brasileño, se acercó camuflado entre la multitud hasta llegar a apuntar con una pistola en la cabeza a la política, aunque, por suerte, el arma no funcionó. 

Ese mismo año, el expresidente de Guatemala Alejandro Giammattei salió asimismo ileso de un ataque a tiros a su comitiva cuando se desplazaba por una aldea del departamento de Huehuetenango.

Meses antes, en junio de 2021, el entonces dirigente de Colombia Iván Duque y sus ministros del Interior y de Defensa consiguieron salvarse de un atentado a tiros contra el helicóptero en el que viajaban, impactado varias veces cuando se aproximaba a la ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela.

También el expresidente brasileño Jair Bolsonaro recibió un susto enorme en 2018, en ese caso por una puñalada mientras se encontraba inmerso en la campaña electoral en la localidad de Juiz de Fora. La herida en el abdomen fue grave hasta el punto de que tuvo que ser internado en un hospital.

Pero si ha habido un país golpeado por la violencia contra cargos de peso, ese ha sido Ecuador, donde 14 políticos han sido asesinados desde el año pasado. De ellos, el más mediático fue el magnicidio contra el candidato presidencial Fernando Villavicencio, ocurrido el pasado 9 de agosto en la ciudad de Quito, a tan solo 11 días de las elecciones, cuando se encontraba en un evento de campaña en la capital.

La conmoción también ha teñido de negro Japón, una nación sin tradición de atentados a autoridades pero que tuvo que lamentar la muerte del exprimer ministro nipón Shinzo Abe, quien recibió en 2022 un disparo por la espalda durante un discurso cerca de la estación Yamato-Saidaiji en la ciudad de Nara. El impacto le dejó herido de gravedad y el político liberal ya no mostraba signos vitales a la llegada a la escena del crimen de los paramédicos, que consideraron que estaba en paro cardiorrespiratorio. Murió en el hospital poco después.

 

Cuatro en EEUU

El de Abe es uno de los magnicidios más sonados de los últimos años y será recordado junto a otros que llevan tiempo impregnando los libros de historia.

Probablemente, el más conocido de todos los tiempos es el asesinato del presidente número 35 de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, mientras viajaba en un coche descubierto durante un desfile en Dallas, en 1963. JFK recibió dos disparos, uno en la cabeza, en un crimen que a día de hoy sigue generando dudas y por el que fue detenido Lee Harvey Oswald, si bien este no pudo ser sometido a juicio porque fue asesinado dos días después, lo que ha generado un sinfín de teorías de la conspiración.

No fue el único magnicidio ocurrido en EEUU: los expresidentes Abrahan Lincoln (1865) -tras asistir a una obra de teatro en Washington-, James A. Garfield (1881) -asesinado en una estación de tren- y William McKinley (1901) -que perdió la vida a manos de Leon Czolgosz- se suman a él. Por suerte, Trump pasará a la Historia, pero no siendo parte de esa lista.