El año que acaba de terminar no deja buenos datos en cuanto accidentes mortales en las carreteras abulenses, que se llevaron la vida de 15 personas, cuatro más que un año antes, con la circunstancia de que más de la mitad de los fallecidos (ocho) eran motoristas. Un aumento que se vivió en Ávila pero también en Castilla y León donde fallecieron 125 personas en 2024, siete más que en 2023, con un aumento del seis por ciento, aunque por debajo de los datos de 2022, año en el que se alcanzaron las peores cifras de siniestralidad de los últimos años con 136 personas fallecidas.

Por provincias, en Palencia perdieron la vida diez personas y en Zamora 20, con aumentos en ocho fallecidos en ambos casos. En Ávila perecieron por accidente de tráfico 15 personas, cuatro más que el año anterior, y en León, 28, con una subida en tres. 

Por el contrario, en Burgos fallecieron 17, uno menos que en 2023, y en Salamanca, once, con una merma en dos. En Segovia murieron cinco, cinco menos que el año pasado, y en Soria, ocho, con un descenso en ocho en comparación a 2023. En Valladolid se contabilizaron once fallecidos, los mismo que el año anterior.

El accidente más dramático en el primer semestre del año tuvo lugar en la tarde del domingo 3 de junio en Ávila, en la autovía A-50, cuando un turismo que circulaba en sentido Salamanca se salió de la vía y volcó. En el acto falleció un varón de 35 años, mientras que su mujer de 34 y el hijo de dos años de ambos, que en un primer momento resultaron heridos de gravedad, fallecieron horas después. La madre en el hospital de Ávila y bebé en el Complejo Asistencial de Salamanca donde fue evacuado en helicóptero. La familia vivía en Madrid, pero se dirigían hacia Torresmenudas, un municipio salmantino donde tenían previsto celebrar el cumpleaños de la madre de la mujer, que en el momento del accidente se encontraba embarazada.

Este dramático accidente dejó tres de las 15 víctimas del año en Ávila, en un 2024 donde hay que destacar los accidentes de motoristas, dado que ocho de los 15 fallecidos circulaban en este vehículo. Estos accidentes tuvieron lugar el 6 de abril en El Hoyo de Pinares, el 15 y el 19 de mayo en Cebreros, el 17 de junio en La Torre, el 21 de julio en el puerto de El Pico, dos víctimas en un accidente en Navalmoral y un último suceso el 7 de diciembre en Arenas de San Pedro.

Respecto al resto de sucesos, ya sin motoristas, además del de la A-50, hubo un fallecido en un choque que se produjo el 7 de marzo en El Tiemblo y otro en un nuevo choque en El Herradón el 17 de mayo. También fue un choque lo que provocó el fallecido del 19 de julio en El Tiemblo y de nuevo volvió a suceder, en este caso en un accidente entre un vehículo y una ambulancia, en Muñogalindo el 20 de agosto. 

El incremento de la siniestralidad, especialmente en el primer trimestre, llevó a la Dirección General de Tráfico (DGT) a la puesta en marcha de un plan de choque. Así, en mayo el delegado del Gobierno, Nicanor Sen, anunciaba la instalación de ocho radares –dos fijos y seis de tramo–, el incremento de los controles de alcohol y drogas, así como los de velocidad, la utilización de motos camufladas, el refuerzo de la plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y la puesta en marcha de campañas de concienciación. 

Entonces, el propio Sen calificó de «inasumible» este incremento de la siniestralidad, provocado especialmente por la velocidad inadecuada y el consumo de alcohol y drogas al volante.