David Ferrer

Club Diógenes

David Ferrer


Faltan cabezas

29/11/2023

Publiqué hace muchos años en esta misma sección un artículo jocoso sobre la experiencia laboral de un tal Casado y la de otros aspirantes del momento. Ubi sunt? ¿Qué fue de de ellos? ¿Dónde están ya el propio Casado, Rivera, Iglesias o Arrimadas? ¿Dónde está Pedro? Cambiando los nombres y ciertas características, me valdría ese texto para los tiempos actuales. De aquellos, que aparentan siglos, nos vienen estos lodos y la sensación exacta de que, en efecto, siempre podemos ir a peor. Ya se quejaba el Conde Duque en los momentos más tristes del reinado de Felipe IV y sentenciaba: «faltan cabezas». En los tiempos de Felipe VI no es que falten cabezas: falta lo de dentro, y faltan corazón y manos. A los ciudadanos ya nos falta el hígado y el aliento. Y nos sobran pies para salir corriendo.
Si en aquel artículo nos quejábamos del currículum de los aspirantes, lo mismo podríamos decir de aquellos que han sido elegidos recientemente para ocupar las vacantes alrededor del apóstol Pedro. En realidad, ser ministro es algo costoso y conlleva un esfuerzo denodado y persistente en hacer nada. Y hacer nada es algo que lleva mucho desgaste y mucho tiempo. Me temo que muchos no podremos alcanzar tal brillantez. En principio se necesitan muchas horas de calentura y pleitesía en la sede de un partido. Hay que hacer horas, hay que hacer banquillo. A mi me pone nervioso esperar hasta en el metro. Mal vamos. Es conveniente haberle echado horas a las redes sociales, Twitter (ahora X) con especial fruición. Y da igual que hace unos meses o unos años haya usted publicado mensajes incongruentes o contradictorios. No es problema: eso es grasa, eso es enjuague, entrenamiento. Renta mucho, como dicen los adolescentes, haber sido activista. Parece que el nuevo ministro de Cultura no es un gran activista de los libros pero sí lo ha sido en toda manifestación antitaurina y animalista que se precie. Para ser ministro debe aparecer en tu currículum una pertinaz asistencia a concentraciones, manifiestos, sentadas y batucadas festivas. La foto con el pañuelo palestino, fabricado en China, que no falte. Conviene haber frecuentado mareas, asociaciones de vecinos, de mujeres, de defensores del pino, del castaño y del hurón silvestre. Y si hay que reivindicar los derechos aquí de mujeres y gays, póngase el pañuelo palestino. ¿Contradictorio? Por supuesto, es lo que cuenta. 
Si usted no tiene un currículum semejante, olvídese de ser ministro. De nada le sirve leer libros por cientos, ser brillante en su carrera, en sus investigaciones, trabajar sin denuedo todo el día y crear empleo. Eso no consta. Nunca le llamarán para ser ministro. Si nunca ha cogido un altavoz, ya sea en Twitter o en la calle, nada cuenta. Y dirán algunos: ¡Ay, amigo, siempre atizando a los mismos! Lea bien el comienzo y, mejor aún, el final. Pues la falta de cabezas  es un virus  y no es solo patrimonio de un sector o de un partido. Mire, por aquí tenemos al vicepresidente de la Junta, que ya va haciendo méritos altavoz en mano. Menuda figura. Menuda cabeza.