No es habitual que un pueblo con poco más de 200 habitantes tenga biblioteca. Si Bohoyo acaba de estrenar la suya este verano es gracias a la implicación de María Jesús Acín, bibliotecaria de profesión en el Ayuntamiento de Madrid. No solo decidió volcar su experiencia profesional en la creación de una biblioteca en Bohoyo, sino que esa tarea la ha llevado a cabo, con ayuda de otros voluntarios, en el tiempo que pasa allí durante vacaciones y fines de semana. Lo curioso es que nuestra protagonista de hoy no tiene ningún vínculo familiar con Bohoyo, mas bien puede decirse que llegó allí por casualidad y se enamoró del lugar hasta tal punto que no descarta irse a vivir allí todo el año.
«Mi marido y yo hicimos un viaje a Barco de Ávila hace dos años, en el hotel nos hablaron de Bohoyo y vinimos a conocerlo, el mismo día que llegamos nos gustó tanto que alquilamos para todo el año», nos cuenta María Jesús Acín. «La gente es muy amable, desde el principio nos recibieron con los brazos abiertos, nos están tratando muy bien, yo me jubilaría en Bohoyo», confiesa.
Pese a que el invierno serrano es frío y duro y a que las comunicaciones son pésimas -para poder hacer esta entrevista ella tuvo que desplazarse hasta Barco de Ávila porque no hay cobertura de telefonía móvil en Bohoyo-, a ella le pesa más lo positivo. «Lo que más nos ha gustado es el paisaje, las regaderas con ese agua corriendo por las calles, ver toda la montaña rodeándote, ... Bohoyo es un pueblo precioso», subraya. «Cuando nevó en invierno parecía un nacimiento», rememora María Jesús. «Siempre hay cosas que hacer en Bohoyo y más en una biblioteca», asegura.
También sus hijos de 20 años ella y de 16 él son ya dos vecinos más en Bohoyo. «Enseguida hicieron pandilla, salen todos los días y no es fácil pillarles en casa ahora en verano», apunta. Y aunque serán ellos quienes decidan, a ella le gustaría que sus vástagos se buscaran el sustento por allí. «Yo soy madrileña de muchas generaciones y Madrid ya no es la ciudad amable que yo conocí de pequeña. Volver a los pueblos y poder tener un futuro aquí me parece ideal, la calidad de vida que se tiene, la forma diferente de concebir la vida a mí me encanta y me gustaría que mis hijos también pudieran quedarse a vivir aquí, si no es en Bohoyo sí en los alrededores», reflexiona.