«Empecé a amar la poesía a base de conocer el campo»

M.M.G.
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Segundo Bragado es el autor de 'Veinte años de poemas con sabor a tierra y Navidad', un pequeño poemario que recoge los textos escritos a modo de felicitación navideña para la Sociedad Cooperativa Tierra de Arévalo, para la que trabajó como pintor

«Empecé a amar la poesía a base de conocer el campo» - Foto: Ricardo Guerra

Con una pizca de sencillez, cucharadas de dedicación, kilos de cariño y una buena dosis de espíritu navideño. Así se cocinó hace ya algún tiempo el poemario que viene a ocupar hoy la contraportada de Diario de Ávila, una obra nacida de la pluma de Segundo Bragado y que esconde los pequeños poemas que este arevalense escribió para la empresa para la que trabajaba, la Sociedad Cooperativa Tierra de Arévalo, entre los años 1999 y 2009.

A sus 87 años, y pese al parkinson, Segundo no ha perdido la ilusión por la escritura. Y accede a hablar para nosotros de una publicación (la tercera en su bibliografía, después de  'Gotas de lluvia' y 'Con los pies en la tierra') que, nos cuenta, nació casi de manera accidental.

Todo se remonta al año 1999, cuando, después de recibir una felicitación navideña de Tierra de Arévalo, decidió devolverla a la cooperativa con un breve poema navideño escrito en ella, también a modo de felicitación. Ese poema se incluyó en la felicitación del año siguiente. Y desde entonces, y cada año, la felicitación de Segundo a la cooperativa siempre incluyó un nuevo poema que, después, saltaron a las páginas del libro del que ahora les hablamos.

Ilustrado con las acuarelas de Rocío Giner, 'Veinte años de poemas con sabor a tierra y Navidad' es también un canto a la Moraña que tanto ama Segundo. No en vano, nos confiesa, su amor por la poesía va de la mano a su amor por el campo.

«Mi amor por la poesía nace de de andar con la escopeta por el campo», nos cuenta, y lejos de querer compararse con el gran Miguel Delibes, sí que se siente un poco identificado con el genial escritor vallisoletano, amante también de la vida  en la naturaleza.

Sus salidas para cazar le regalaron preciosos amaneceres y atardeceres que se fueron convirtiendo después en poemas con versos como los de 'Atardecer': Y el sol mendigo de diciembre/ se esconde tras la loma de poniente.

«Pero en el poemario abordo temas muy diversos», apunta Segundo, que destaca, por ejemplo, el poema dedicado a esos niños a los que no visitan losReyes Magos o el que quiso dedicar a las fiestas patronales.

Ahora, Segundo sigue escribiendo. Una pasión que, por cierto, combina con su otro gran amor: el de la pintura sobre murales de grandes dimensiones.