Karlos Arguiñano es un cocinero de la vieja escuela: fiel a su estilo y amante de las tradiciones. Por eso, no podía fallar a una de sus ya más arraigadas costumbres: estar muy presente, como cada Navidad, en las librerías españolas, para dar la campanada avalado por el éxito de años anteriores, que lo han llevado a ser uno de los autores del campo de la gastronomía más prolíficos y reconocidos por sus increíbles cifras: más de medio millón de ejemplares vendidos a sus espaldas.
Y es que, pese a que él mismo aseguraba en la reciente presentación de su nueva propuesta, 545 recetas para triunfar (Planeta), que cada una de sus obras «se cocina a fuego lento y con platos ricos, ricos», la realidad es que da a luz cada escasos 12 meses a un nuevo retoño en forma de recetario para deleite de sus seguidores.
El secreto para mantener la ilusión por seguir cocinando, asegura el chef guipuzcoano, «es no perder el apetito y ni las ganas de hacer feliz a la gente». Un empeño que brilla con luz propia en este nuevo y, como viene siendo habitual, voluminoso libro (704 páginas), que se divide por secciones prácticas para orientarse fácilmente a la hora de buscar inspiración o encontrar un antojo que llevarse a la boca.
Desde entrantes, ensaladas, huevos y platos de cuchara, hasta arroces y masas, pasando por carnes, pescados y postres, esta obra aglutina un compendio de recetas probadas por Arguiñano y por el equipo que trabaja junto a él, tanto en el ámbito literario como en su programa diario en la televisión Cocina abierta de Karlos Arguiñano.
Porque, para este chef, las elaboraciones tradicionales y caseras nunca pasan de moda ya que, como siempre ha defendido, «son más baratas y las más ricas», lo que las hace triunfar frente a los platos preparados.
De este modo reaparece Arguiñano cada Navidad, con recetarios realmente prácticos bajo el brazo, para novatos y veteranos, llenos de propuestas de toda la vida actualizadas y también algunas más innovadoras, pero con el denominador común de ser accesibles a todos los niveles y explicadas paso a paso.
Le acompañan en su aventura, una vez más, su hermana Eva, especialista en postres y dulces, y su hijo Joseba, experto en panadería, masas y elaboraciones más modernas, en un libro con fotografías reales de los platos, detalles y trucos «marca de la casa».
«Hay gente que me dice que, después de tantos años viéndome, ya solo me falta ir a su casa a cocinar», bromea Arguiñano. Aún así, reconoce que nunca deja de aprender, y en eso juega un papel clave su hijo Joseba. «Disfruto descubriendo lo que me enseña de sus viajes», admite el veterano chef, para el que la «ilusión» es el secreto del éxito.