Darío Juárez Calvo

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Darío Juárez Calvo


45 años de ‘La leyenda del tiempo’

30/06/2024

Un lío de sábanas entre Lole y La Chispa quiso que Manuel no compusiera aquel disco histórico y transgresor que este pasado domingo, 16 de junio, cumplió 45 años desde su lanzamiento. 'La leyenda del tiempo' fue la propuesta más valiente y arriesgada del productor Ricardo Pachón por la que apostó un chico de 28 años de la Isla de San Fernando, presente consagrado de aquel flamenco y patria efímera de otra España mejor: «Camarón se expresaba con la risa. Cuando hacíamos las cosas, su cara era mi guía. No hacía falta decir nada. Si a Camarón no le hubiera gustado algo de lo que estábamos haciendo en 'La leyenda del tiempo', la cara que hubiera puesto, seguramente, hubiera sido para decirme de parar y empezar de nuevo».
La primera vez que Pachón vio a Camarón, éste estaba llorando porque le acababan de romper una guitarra: «Tenía trece años cuando le conocí por primera vez en la Venta de Vargas. Me puse a hablar con él y yo vi que ese niño tenía algo, hasta el punto de ser capaz de convencerme para venderme las astillas de esa guitarra rota por dos mil pesetas». Las voces se empezaron a correr y la Venta de Vargas empezó a ser frecuentada por Manolo Caracol o Curro Romero, entre otros artistas del momento: «el mito empezó a crecer desde ese día porque ahí nació Camarón».
El productor sevillano había firmado con Polygram hacerle cuatro discos de estudio a José, pero no se le iba de la cabeza la idea de maquinar algo distinto, revolucionario, desobediente. Más, teniendo a mano dos patrones tan significativos, que acabarían siendo tres, para terminar de esclarecerle cualquier duda: «Smash y Manuel Molina, pioneros del flamenco fusión, me convencieron para meterle una guitarra eléctrica y una batería a los discos de Lole y Manuel. Después de escuchar lo bien que sonaba y había quedado esa última producción, sabía que 'La leyenda del tiempo' tarde o temprano funcionaría».
La adaptación de ciertas letras de Federico García Lorca al nuevo 'romancero gitano transgresor' de Pachón aprobado por José, entre notas eléctricas, percusiones y teclados metálicos les adelantaba, tanto a Camarón como a todos los protagonistas de aquella histórica grabación, a un futuro desconocido, a un mundo inexpugnable y fuera de toda norma para el purismo del cante jondo. «En ese momento, los flamencos iban poco a poco y él se adelantó mucho más para adelante. A quien le toca, le toca…», reconoce Tomatito, quien fuera su guitarrista de cabecera tras la marcha de Paco de Lucía.
El cantautor y músico, Kiko Veneno, autor de alguna de las grandes letras del disco, recuerda el día que Pachón llevó a José a su casa para que le cantara letrillas que pudieran inspirar al de la Isla en ese mundo todavía desconocido para el flamenco que estaba por comenzar: «Ricardo había vuelto a sacar los pies del tiesto con el disco de 'Veneno' y me dijo un día: 'te voy a llevar a Camarón para que le cantes'. Me lo trajo y vi que era un duendecillo, que no era de este mundo. Y empecé a cantarle cosas cercanas como el 'Volando voy'. Yo le tarareaba a mi aire. Me daba vergüenza que esas notas que salían de mi boca no dijeran nada, pero a la vez sabía que cuando las cogiera Camarón con su voz y con su estilo iban a ser grandes obras. Además, vimos la oportunidad de homenajear a Lorca y de alguna forma recorrer algunos caminos hacia atrás de la cultura española que creíamos que nos podían dar opciones de dar pasos adelante. Los cantaores grandes, los de antes, se posicionaban en la vida mediante las letras. Y a Camarón le había llegado el momento de hacerlo», recuerda Kiko con nostálgica sonrisa.
Todo músico que pusiera un pie en ese estudio automáticamente se convertía en pieza imprescindible de aquel histórico engranaje que tocaba un flamenco antisistema: Jorge Pardo (flauta), Manolo y Rafael Marinelli (teclados y piano), Pepe Roca (guitarra eléctrica), Gualberto García (sitar), Rubem Dantas, Tito Duarte y José Antonio Galicia (percusiones), Pepe Ébano (bongos), Antonio Moreno 'Tacita' (batería), Manolo Soler (palmas), y las guitarras de palo españolas de Tomatito y Raimundo Amador: «Cada uno ponía lo suyo. Ricardo ponía su granito, nosotros el nuestro y Camarón nos ponía a todos», recuerda el mayor de los Pata Negra. Quien ya intuía con su gracia gitana sevillana que aquella grabación se presuponía histórica, hasta el punto de casarse con su mujer y «en la luna de miel me la llevé a grabar 'La leyenda del tiempo'. No me fui a Francia ni a París, ni na'. Nos fuimos a Umbrete a preparar el disco con Camarón».
'La leyenda del tiempo' fue una obra maestra e incomprendida desde su nacimiento –tan sólo unas 6500 copias vendidas y muchas devoluciones–, a la que le faltaba perspectiva. Camarón había roto los esquemas del flamenco de los viejos gitanos para hablarle al mundo de su inteligencia revolucionaria adelantada, pese a su analfabeta formación. Algo que chocaba, que no les sonaba a flamenco y que no se identificaba con el otro Camarón: «cuando hago un disco, no pienso en lo que van a decir, porque yo sé que de momento no lo van a entender. Tiene un cierto tiempo para que lo entiendan».
«¿Por qué un gitano analfabeto se convierte en un icono universal de la música?», se preguntaba la edición española de la revista Rolling Stone cuyos editores, sin encontrar tal respuesta, ya consideraban al gaditano un icono del rock a la altura de Jimi Hendrix, Jim Morrison, Bob Marley o Elvis Presley: «su música, su actitud y su imagen fueron igual de revolucionarias que la de cualquiera de estos mitos».