Viaja hoy nuestro 'Barra Fija' a Arévalo, para descubrir en primera persona uno de los establecimientos hosteleros con más solera de la capital de la Moraña pero que ha sabido adaptarse a la perfección al siglo XXI.
Lo ha hecho de la mano de Carlos MartínRata, un joven pero experimentado cocinero que hace nueve años se puso al frente del restaurante que desde finales de los años 70 gestionaban sus suegros, Pablo Costa y Paqui Labajos.
«Ellos siempre habían apostado por lo tradicional, por los asados...», comienza a hablar a Diario de Ávila Carlos, que confiesa que al hacerse con el negocio lo «revolucionó» todo.
El primer gran cambio llegó con la eliminación del bar, para centrarse en el restaurante. Y los posteriores, se centraron en la transformación total de la carta, apostando por platos que les diferencian del resto de establecimientos morañegos ya que, si bien se siguen basando en la cocina tradicional de la tierra, están elaborados con un fuerte componente de innovación culinaria.
Una carta que además, recalca Carlos, cambia cada cuatro o cinco meses como mucho.Siempre pensando en agradar a una clientela de lo más variada. Porque si entre semana es fácil encontrar en las mesas de La Anduriña trabajadores de la construcción o viajantes, los fines de semana sus salones se llenan, sobre todo, con vecinos de Arévalo y de los pueblos de los alrededores deseosos de disfrutar de una cocina de calidad sin moverse apenas de casa.
menú del día. «Entre semana tenemos un menú del día que funciona muy bien», reflexiona Carlos sobre este tema, que presume tambén de recibir en su casa todos los días a gente que viaja por la A6 y que se desvía expresamente hacia la avenida de Emilio Romero arevalense para comer en La Anduriña.
«Es que yo no tengo lo típico, lo convencional», insiste en su propuesta Carlos, para el que el éxito de su restaurante pasa por ofrecer algo diferente. Como sus revolconas, sin ir más lejos, que presenta con la panceta cocinada a baja temperatura durante 14 horas.
«A todos los platos les damos la vuelta», apunta, y se refiere tanto a las técnicas empleadas en sus preparaciones como a sus emplatados, más acordes con los tiempos que corren.
Así, y con solo 33 años (pero con un curriculum que habla de su paso por algunos de los mejores restaurantes nacionales, reconocidos incluso con estrellas Michelín), Carlos ha formado un equipo que se ha sabido adaptar muy bien a la «revolución» que exige la nueva hostelería.
«En la hostelería, o se empiezan a hacer las cosas de otra manera o no se puede seguir», reflexiona el cocinero, que en un futuro se ve en una Anduriña más elegante y centrada en una «clientela selecta» e «individual».
DIRECCIÓN: Avenida de Emilio Romero
ESPECIALIDAD: En su carta destacan los platos tradicionales elaborados con nuevas técnicas, yendo siempre un paso hacia adelante. Sus clientes se vuelven locos con su tostón.
HORARIO: De lunes a domingo (menos martes) de 13 a 16. Viernes y sábados, de 21 a 02 h.