"Me gusta la docencia. Son los alumnos los que más te enseñan"

E.C.B
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Apasionada por los idiomas y la docencia, Gabriela Torregrosa ha pasado por todas las etapas de la educación, desde Primaria hasta la universidad. Doctora en Educación, actualmente es profesora de la UCAV y profesora asociada de la USAL

"Me gusta la docencia. Son los alumnos los que más te enseñan" - Foto: Isabel García

Una mujer valiente y comprometida, que lleva a gala su amor por Ávila pese a haber nacido a orillas del Mediterráneo y que tiene como grandes vocaciones los idiomas y la educación. Hablamos de Gabriela Torregrosa Benavent, doctora en Educación por la Universidad de Salamanca, donde es profesora asociada, y profesora de la Universidad Católica de Ávila.    

Nacida en Gandía, en esta localidad costera valenciana realizó todos sus estudios hasta que con 19 años se marchó a vivir a Suiza para iniciar su formación universitaria. «Siempre me han gustado muchísimo las lenguas. De hecho, ya en el instituto elegí optativas relacionadas con esa materia y tenía siempre ilusión por estudiar Traducción e Interpretación o algo relacionado con los idiomas, como Turismo o Educación, que era otra de mis grandes vocaciones», explica.

De esa forma, realizó estudios de filología en la Universidad de Lausanne durante un par de años, una 'semilicenciatura' ya que como comenta, «fui mamá muy joven y tuve que cuidar de mis hijos». «Estudiaba español como lengua extranjera para impartirlo, francés y cogí unos meses ruso también», explica Gabriela, quien reconoce que siempre ha tenido mucha facilidad para los idiomas. De hecho, tiene dos lenguas maternas, el valenciano y el castellano, y desde muy pequeña comenzó a ir a una academia de inglés con sus dos hermanas. «Siempre me gustaba, yo estaba loca por los idiomas, me gustaban muchísimo las canciones en inglés, saber qué decía la letra, sacar la letra a mano, leer a autores en inglés, esas cosas», apunta, y luego ya en Suiza aprendió 'in situ' el francés y a mayores ha aprendido italiano un poco por su hermana que vive en Italia y sus sobrinas, y «me desenvuelvo bastante bien», asegura, aunque profesionalmente se ha dedicado a la enseñanza de inglés y francés.

Tras 12 años en Suiza, Gabriela Torregrosa recaló en Ávila «por motivos laborales, sobre todo» y aquí comenzó una nueva etapa comenzando «desde cero» en la que reanudó sus estudios porque, como indica, «la convalidación de títulos era algo muy complicado y de años». Así, con sus niños muy chiquitines todavía, pero ya en el colegio, con apenas 30 años comenzó a estudiar en la Facultad de Educación y Turismo el grado en Educación con especialidad de Inglés mientras daba al mismo tiempo clases particulares, y después hizo Traducción y Interpretación con francés e inglés como lenguas en Salamanca, donde también realizó el máster de Educación Secundaria y el doctorado, con una tesis sobre la enseñanza del inglés policial.

«Me gusta la docencia, pero porque son los alumnos los que más te enseñan», reconoce Torregrosa, quien apunta que ha tenido «la suerte, al haber hecho el grado en Educación Primaria y luego ir a la universidad, de impartir clase en Ávila en todas las etapas educativas», desde Primaria en el Colegio Diocesano durante unos 13 años, hasta la formación universitaria tanto en la Universidad Católica como en la USAL. «Mientras trabajaba en el Diocesano, buscaban en la UCAV a alguien con un perfil como el mío, que fuese doctora y que estuviese especializada en inglés, era sobre todo la plaza que necesitaban, y comencé con la docencia universitaria que me gustó muchísimo también. Y luego, gané una plaza de profesor asociado en la Universidad de Salamanca, y ahora me he quedado en las dos universidades, ya que tuve que dejar el colegio porque era incompatible por tema de horarios, aunque estaba muy a gusto», explica.

«Mucha gente me pregunta, ¿qué prefieres, la docencia universitaria o la Educación Primaria?, y no pudo elegir una porque son distintas, pero me gustan y he disfrutado en todas las etapas». Respecto a esas diferencias, aclara que «en Primaria, la propia legislación te da todo un poco hecho, digamos que está todo muy regulado y luego ya depende de los centros y de su forma de proceder, desde los equipos directivos, para llevar a cabo también proyectos y desarrollar o incidir más en unos aspectos o en otros. Además, el Diocesano es un centro bilingüe, por lo que disfrutaba muchísimo enseñando inglés y también francés en quinto y en sexto como segunda lengua extranjera». Dos idiomas que ha seguido enseñando en esta etapa universitaria, en la que comenzó en los primeros años con el inglés, pero «como en los grados de Educación tenemos mención en lengua inglesa y en lengua francesa, pedimos también esta mención en lengua francesa que estoy coordinando y que va muy bien también».

A su juicio, «los alumnos aportan más que los profesores. Aprendes mucho de ellos y a mí me llena mucho poder conectar con los alumnos y que sea un poco recíproco el intercambio, dejarles siempre margen de creatividad, no darles todo muy pautado, y sobre todo en la universidad, que puedan ellos también demostrar un poco su deseo de lucirse en aquello que hacen. Es lo que me gusta».

Volviendo al doctorado y a esa tesis titulada 'La enseñanza de la lengua inglesa para la escala ejecutiva en la Escuela Nacional de Policía', explica Gabriela Torregrosa que «como traductora e intérprete siempre me interesó mucho el ámbito policial, y por eso el trabajo de fin de grado lo hice precisamente sobre los intérpretes en la Comisaría de Policía en Ávila y quise seguir por ahí la investigación, analizando cómo se enseñan los idiomas, esa internacionalización tan necesaria hoy en día y más cuando hablamos de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado».

Pero es que, además, como comenta, «el Cuerpo Nacional de Policía siempre me ha gustado especialmente y me he sentido muy identificada, y por eso me interesé muchísimo por la enseñanza del inglés técnico, porque al fin y al cabo lo que hago también en la universidad es enseñar inglés técnico en cada uno de los ámbitos en los que lo imparto, fisioterapia, enfermería y educación. Hay que adaptarse a los contenidos que necesita cada uno de los profesionales y bueno, el inglés policial también lo imparto en el grado de Políticas de Seguridad de la Universidad Católica y estoy muy contenta porque al fin y al cabo puedo desarrollar lo que propuse en mi tesis, que era un programa didáctico para enseñar el inglés policial».

Y los resultados, según apunta, son esperanzadores, pues «el inglés es lengua franca ahora mismo, lo necesitan y son conscientes de ello. De hecho, para mis investigaciones, cuando termino el curso del grado en Políticas de Seguridad, paso un cuestionario a los alumnos y a la pregunta sobre si creen que el inglés es necesario hoy en día como miembros de la Policía Nacional, dicen todos que sí, lo consideran algo muy necesario y relevante, y eso predispone de forma positiva a aprender el idioma y a eliminar esa barrera del aprendizaje del inglés. A mí me gusta que se centren en comunicar y olvidar un poco si la gramática está perfecta o no, o si el acento está mejor o peor, porque lo importante es entenderse, ya que a nivel seguridad, cuanto más idiomas sepamos y mejor los podamos dominar y manejar, más seguros estaremos y más conscientes seremos de lo que nos rodea… son barreras que se rompen gracias a los idiomas, que son puentes entre culturas».

En cuanto a su faceta de traductora e intérprete, indica que aunque no se dedica mucho a ello, «cuando recibo algún encargo, si lo veo asumible, que no es una carga de trabajo extra que no pueda asumir, lo hago, porque en traducción y en interpretación las cosas tienen un plazo concreto y a veces ese margen es bastante amplio, pero otras no y siempre va a depender de las características del encargo, el poder aceptarlo o no. Eso sí, siempre con mucha deontología, porque en la carrera de traducción es muy importante ser consciente de que para aceptar un encargo tienes que saber que lo vas a poder realizar y hacer bien, porque hay muchas especializaciones dentro de la traducción y con la interpretación ocurre lo mismo, pues no puedes aparecer en un congreso de medicina a interpretar si no te has preparado y te has especializado».

Gabriela Torregrosa es también una persona muy involucrada en todo lo que tiene que ver con la cultura. Y es que, a su juicio, «desde mi punto de vista, las lenguas van de la mano de las culturas y la cultura es riqueza siempre, su valor es incalculable y cuanto más te impregnes de ella, es mejor para poder juzgar las cosas y saber de ellas».

La actividad cultural en la ciudad, según comenta, «es casi siempre muy interesante y durante muchos años ha tenido muchísima actividad, aunque ahora está un poquito más estancada. Ha habido unos años fantásticos de programas estupendos, en los que han venido a presentar libros autores de primera línea y lo mismo puedo decir de la muestra de teatro, que desde mi punto de vista también ha perdido un poquito, pero ahí está». Por ello «en cuanto hay algo cultural me interesa e intento participar si puedo, claro que sí», afirma.

Un ejemplo es la Institución Gran Duque de Alba, donde comenzó como miembro colaborador y de la que es miembro de número desde el 2019. Así, ha participado en becas como la organizada hace años sobre la zona de Gredos Norte, para la que escribió un artículo sobre el turismo y las lenguas. «Todo lo que podamos aportar los miembros desde cualquiera de las secciones de la IGDA y que afecte a la provincia de Ávila, pues es bienvenido, claro que sí, y ahora, por ejemplo, estoy desarrollando un proyecto desde la Universidad Católica en distintos colegios, uno de la capital y varios de la provincia de Ávila, para que los niños valoren el patrimonio de la provincia, precisamente. Así que también puede que en algún momento lo vincule con la Institución», señala Torregrosa, quien confiesa su interés por todo lo que tiene que ver con Ávila. Una ciudad y una provincia de las que, como dice, «disfruto mucho porque tienen una gran diversidad y muchísima riqueza cultural y patrimonial».

También, desde hace años viene colaborando con Diario de Ávila y La 8 Ávila, aportando todo su conocimiento y sus opiniones. Y lo hace, como bien explica, «porque quiero a la ciudad y porque si se me ha ofrecido esa oportunidad, creo que hay que ser valiente y aportar tu granito de arena. Si te han pedido esa colaboración, pues dices, al fin y al cabo, si puedo aportar algo, por supuesto que sí, siempre en la línea de luchar y de apoyar a la ciudad».