Preocupación por el déficit de geólogos

J.M.M.
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Una de las conclusiones del XI Congreso de Geología de España es que la falta de vocaciones en geología se achaca a deficiencias en el sistema educativo, para lo que piden más divulgación para aumentar su visibilidad social

Preocupación por el déficit de geólogos - Foto: Isabel García

La preocupación por la falta de profesionales presentes y futuros en una disciplina como es la geología, fundamental para la transición energética y el desarrollo tecnológico en todas sus vertientes, ha sido una de las constantes entre los participantes del XI Congreso Geológico de España que tuvo lugar esta semana en el Centro de Exposiciones y Congresos Lienzo Norte de Ávila, con la asistencia de 700 participantes. «Es muy grave lo que puede pasar si no logramos entusiasmar con esta ciencia a la juventud porque es imprescindible conocer nuestro subsuelo, sus minerales, el agua que contiene y cómo es su estado si queremos hacer frente a los retos que tenemos por delante», señaló Ana María Alonso Zarza, directora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), institución que ha coorganizado el evento en colaboración con la Sociedad Geológica de España (SGE). El XI Congreso Geológico de España, que se celebra cada cuatro años en una ciudad distinta, durante los tres últimos días ha dado un exhaustivo repaso a todos los temas candentes en torno a una ciencia que se ha diseccionado en sesiones temáticas, simposios, cursos y mesas redondas. 

Una de las conclusiones que quedó de manifiesto es la necesidad de visibilizar socialmente la importancia de una profesión que tiene, como se señaló, pleno empleo, pero que ha ido perdiendo protagonismo en los programas educativos pese a ser imprescindible de cara al futuro. «En Secundaria, primero se nos eliminó y luego nos han dejado dentro de Ciencias de la Tierra, pero no es lo mismo, así que tenemos que dejarnos la piel para lograr que la geología esté presente en la sociedad», afirmó Juan Antonio Morales, presidente de la SGE, en la inauguración. 

Un buen número de las intervenciones han girado en torno a las posibilidades que tiene el territorio español para el suministro de minerales que han sido considerados críticos en la Unión Europea para acabar con la dependencia exterior que ha ido a más en las dos últimas décadas. «Tener una nueva hoja de ruta del Gobierno y un reglamento comunitario nos va a incitar a retomar una actividad que se ha abandonado casi totalmente durante 40 años, como es la minería; ahora los minerales que necesitamos son distintos y eso requiere mucha investigación y trabajo por nuestra parte, además de tratar de hacerlo de la forma más sostenible, recurriendo también a residuos abandonados de antiguas minas», recalcó en una mesa redonda sobre estas materias primas la investigadora del IGME-CSIC Teresa Sánchez-García. 

En otras intervenciones, se destacó la riqueza en minerales metálicos que hay en las diferentes regiones de España, especialmente en parte de Andalucía y Extremadura –la llamada Faja Pirítica–, pero también en islas como Fuerteventura, donde se han localizado las demandadas tierras raras, ahora importadas de China, si bien hay un fuerte rechazo social a su explotación.

Muchas de las personas intervinientes en el Congreso también se han hecho eco de investigaciones que tienen una relación directa con impactos del cambio climático, como es el caso de estudio de los acuíferos o la recuperación de técnicas ancestrales de siembra y cosecha del agua que forman parte de las soluciones basadas en la naturaleza con las que es muy interesante contar. 

Otro de los asuntos que más interés ha despertado es el de los riesgos geológicos que hay en España y las investigaciones centradas en determinarlos para prevenir daños, producidos, por ejemplo, por la existencia de fallas y movimientos sísmicos en zonas habitadas o por erupciones volcánicas, como la que tuvo lugar en la isla de La Palma en 2021. Este último ha sido el evento geológico más importante en el país de los últimos años y, como se ha constatado, aún tienen consecuencias para la población de la zona afectadas por la emisión de gases.