Navalperal de Pinares ha cerrado el año por todo lo alto ¿Cómo? Rindiendo homenaje a su vecina más longeva, a María Prieto Velado, quien cumplió el siglo de vida precisamente el 31 de diciembre.Así que el Ayuntamiento como es lógico ha querido celebrarlo con ella obsequiándola con una placa y un ramo de flores.
Esta trabajadora mujer nació hace 100 años en La Serrada pero tras la Guerra Civil decidió junto a parte de su familia trasladarse hasta Navalperal, donde conseguiría mejores pastos para el ganado con el que se ganaba la vida. Allí enrraizó y allí conoció a su marido, a Marcelino, con quien tuvo dos hijos, Luis y Ángela. Hace tiempo que su esposo murió pero ella se quedó en el municipio que tanto amaba y del que nunca se ha separado. Ni siquiera ahora. Con sus cien años, nos cuenta su nieta Virginia: «Tiene una salud de hierro» en general, aunque por desgracia el Alzheimer y el Parkinson le van afectando. Lo bueno es que los cuidados que necesita se los dispensan precisamente Luis y Ángela, cada mes uno y en general siempre en Navalperal. «A buen seguro de los 12 meses, nueve los pasa en el pueblo», relata Virginia. Allí no sólo goza de los hijos, también, siempre que pueden, está con sus cuatro nietos, con Virginia y María, que son hijas de Luis y con Alba y Sergio, de Ángela, a quienes en muchas ocasiones (como ésta), les acompañan sus parejas. Todos ellos, prácticamente la familia en pleno, el Ayuntamiento en general -pues desde bien pequeño el alcalde, José Luis Bartolomé, conocía a María- y numerosos vecinos, especialmente los mayores del lugar, aquellos que la conocen y aprecian de toda la vida, quisieron estar junto a una entusiasta centenaria que ya es la persona más longeva de aquella tierra en la que un día echó raíces y de la que nunca más se separó.
Recuerda también Virginia en una conversación con Diario de Ávila que fue su abuela efectivamente una mujer trabajadora y ligada a la vida de campo, que el ganado lo cuidó ya en La Serrada con la familia, después en Navalperal y más tarde, cuando ya faltó el abuelo Marcelino, pasaba mucho tiempo dando rienda suelta a sus cultivos en el huerto.
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Sin duda una gran manera de despedir el 2023, dando la bienvenida a los 100 años de María Prieto. Y que sean muchos más.