Felipe González, al fin, abandonó su estado de comodidad, desde el que transmitía síntomas de inquietud desde hacía un tiempo y, abiertamente, con sinceridad y sin escatimar calificativos, transmitió sin barreras todo lo que pensaba sobre la deriva de un gobierno que sigue considerándose del PSOE.
Defendió el expresidente de gobierno que él no ha dejado de pertenecer al PSOE, aunque de sus palabras se deducía que su situación es la de un hombre convencido de que el PSOE de Sánchez no es el suyo, y su secretario general ha prescindido de él y de todos los que piensan como él. Socialistas con otros principios, otras formas de actuar, otra forma de sentir España.
Las primeras palabras de González ya apuntaban que esta vez iba a expresarse sin muros y sin temor a que sus palabras pudieran ser considerada como una deslealtad a su partido.
También daba la impresión de que deseaba desde hacía tiempo soltar todo lo que llevaba dentro, y esperó la ocasión propicia. Un homenaje a Gregorio Peces Barba, organizado por la Fundación que lleva el nombre del ponente socialista de la Constitución con la ayuda de la Fundación de Felipe González, cuidando las invitaciones, en las que se incluyó a representantes de las instituciones, no de partidos políticos. Asistieron un puñado de socialistas destacados, hoy sí cargos pero de importante trayectoria, con Eduardo Madina como compañero de mesa de Felipe González y el mejor representante posible de la nueva generación de socialistas.
El Felipe González más lúcido, y el más valiente, es el que se vio el pasado martes. Empezó con una defensa total al Rey Felipe, con palabras duras hacia quienes criticaron su discurso de Navidad, que consideró impecable en la defensa de España y su Constitución. Pero sobre toda lo dedicó sus reflexiones a desbaratar el proyecto de Pedro Sánchez, con las concesiones inaceptables a sus socios de gobierno. González rechaza abiertamente la amnistía, a la que llamó "autoamnistía" pues la ley la elaboran los que se van a beneficiar de ella y acusó al gobierno de intentar limitar la capacidad de la Justicia para hacer cumplir la ley.
Entre los invitados, varios miembros de la judicatura y la fiscalía, entre ellos los jueces Marchena y Llarena, demonizados por los independentistas, y también el fiscal Javier Zaragoza, miembro de la Sala del Supremo que condenó a los independentistas rebeldes.
No tuvo piedad Felipe González con los sanchistas y sus socios, Ninguna, será imposible buscar interpretación de sus palabras, porque fueron claras y contundentes.
¿Tendrán repercusión en el PSOE actual? Probablemente no, la capacidad de Sánchez para abducir a personas de trayectoria impecable hasta acercarse al presidente, es inconmensurable. Pero Felipe González ha dado un aldabonazo importante en la familia socialista y, quién sabe, quizá empiece a advertirse que, igual que Felipe ahora, y media docena de dirigentes históricos antes que él, un sector de socialistas empiecen a reflexionar sobre qué está haciendo Pedro Sánchez con el PSOE. Cómo está destrozando su historia … y cómo está cediendo principios, leyes, derechos y artículos de la Constitución a políticos que no quieren a España.