La esperanza está en una foto de color sepia

E.Carretero
-

Alicia Blázquez es una bonaerense nieta de un abulense que emigró a Argentina y que murió de forma prematura. La única descendiente viva de aquel hombre busca a su familia en Ávila a través de un primo de su padre, cura, que les visitó en 1960

La esperanza está en una foto de color sepia

Una foto en sepia detrás de la cual hay una fecha: 1960. Ese es el único hilo del que puede tirar la argentina Alicia Blázquez para encontrar a una pata de su familia paterna. Una familia, explica esta médico jubilada, cuyos orígenes están en Ávila. Y es que, tira de lo que siempre se contó en casa, siendo muy joven, probablemente menor de edad, su abuelo emigró a Argentina, sin que nunca más regresara a España y perdiendo todo contacto con la familia que quedó en Ávila.  De su abuelo, al que nunca conoció, solo sabe Alicia que se llamaba Pedro Blázquez Herráez, que era hijo de Manuel y Eustaquia y que  nació en El Barraco, o eso oyó siempre esta bonaerense contar a su padre, también fallecido ya.  

Su abuelo, prosigue su relato Alicia, se casó en Buenos Aires el 23 de enero de 1919 con Juana Vicente Iglesias, natural de A Coruña y que al parecer siendo prácticamente una niña llegó a Argentina, instalándose su familia «a media cuadra» de la casa en la que vivía su abuelo Pedro. Probablemente esa cercanía, reconoce Alicia, propiciara que ambos jóvenes se conocieran y que se terminaran casando si bien, reflexiona, «algo mayores» para la época puesto que su abuela tenía 24 años y su abuelo, 27.  «Es raro que conociéndose de siempre, como es de pensar, se casaran tan tarde y más en aquella época en la que la gente se casaba muy joven», reflexiona Alicia que duda de que la edad que aparece en el certificado de matrimonio de sus abuelos que no hace mucho consiguió sea la que en realidad tuvieran cuando contrajeron matrimonio. «Es probable que para venir a Argentina mintieran sobre su edad para poder entrar», plantea una posibilidad que justificaría el que no haya encontrado la partida de nacimiento de su abuelo que atendiendo a la edad en la que se casó debería haber nacido en 1890. 

Con independencia de la edad que tuvieran al casarse, al poco de contraer matrimonio su abuelo Pedro y su abuela Juana abandonaron la capital y se fueron a la Patagonia Argentina, concretamente a  Comodoro Rivadavia, donde él se empleó en una petrolera y ella se dedicó a la casa y el cuidado de los hijos. Tuvieron cuatro, siendo Ramiro, el padre de Alicia, el tercero, y estando embarazada Juana de su quinto vástago Pedro tuvo un accidente mortal en el trabajo. Tenía 37 años y con su muerte se fueron ya para siempre todos los recuerdos de esa vida en Ávila y de aquella familia abulense a la que hacía décadas que no veía y a la que ya nunca pudo volver a ver.

La esperanza está en una foto de color sepiaLa esperanza está en una foto de color sepiaSolo 20 días después de su muerte Juana dio a luz a una niña emprendiendo poco después la viuda y sus cinco hijos el camino de vuelta a Buenos Aires, relata Alicia parte de la historia familiar que le contó su padre. De vuelta a la capital argentina la joven viuda se puso al frente de un bar en el que según iban haciéndose mayores también trabajaron sus hijos que a la vez emprendieron otros negocios, entre ellos una fábrica de pasta. Todos, salvo el padre de Alicia, que se casó con una argentina hija de emigrantes italianos con la que tuvo varios negocios, además de dos hijas: Alicia y Graciela, que murió hace dos años.  

De esta historia familiar, cuenta Alicia, ya solo queda ella ya que no solo sus padres sino también sus tíos fallecieron, desvaneciéndose con ellos las posibilidades de saber más sobre su abuelo Pedro y sobre ese origen abulense de esta parte de su familia.  

«Quiero reconstruir esta historia, saber de dónde vengo», comparte Alicia un deseo que ella y su hermana siempre compartieron pero que se ha acrecentado tras darse cuenta de que ella es la única descendiente viva de Pedro Blázquez. Sin embargo, los intentos de encontrar algún dato más del que tirar para conseguir más información sobre los orígenes abulenses de su abuelo han resultado infructuosos. «He intentado solicitar su partida de bautismo en el Obispado de Ávila pero me falta información sobre mi abuelo que me permita llegar a ese documento», reconoce Alicia al hablar de un abuelo al que nunca conoció y del que su abuela, «una persona muy callada», apenas le contó nada. 

Sin embargo, a Alicia aún le queda un último hilo del que tirar. Se trata de una foto antigua en la que aparecen sus padres, sus tías y ella misma con cuatro años y un joven sacerdote, un primo de su padre que fue a Argentina en 1960 y que visitó a la familia de su tío Pedro. «Era hijo de un hermano de mi padre, por lo tanto se apellidaba Blázquez», apunta esta bonaerense al referirse al único familiar por parte de su abuelo que aún le quedaría o que podría servirle de pista para ayudar a conocer sus orígenes abulenses. «Debía tener unos 20 años y era primo hermano de mi padre», añade los pocos datos que tiene de aquel joven familiar al que su madre, vestida de blanco, coge del brazo en esa foto. 

«Vino con otro joven sacerdote o seminarista a Buenos Aires en un barco que a mi me pareció muy lujoso y que es donde nos hicimos esa foto familiar», recuerda Alicia un momento que se le quedó grabado en la memoria pese a su corta edad y que podría ser el hilo del que tirar para encontrar a la familia abulense que aún le pueda quedar. 

«Siempre pensé en visitar Ávila pero no sabía dónde ir ni por quién preguntar», reconoce esta médico jubilada que espera que esa foto tomada en Buenos Aires en 1960 le ayude a localizar a una familia que no conoce y a descubrir más sobre su abuelo y sus orígenes.