El paro en la provincia abulense ha tenido un comportamiento positivo en el último año, con un descenso absoluto de 265 personas y relativo del 3 por ciento. Los datos son los que son, no se pueden discutir, y dicen lo que dicen. Y, además, marcan tendencia, pero rascando un poco detrás de los fríos números, algo más que una simple estadística se puede comprobar. Así, esos 265 parados menos durante todo el año significan una caída mensual de 22 personas, lo cuál, haciendo ese ejercicio de reducción simplista, tampoco es que parezcan muchos.
También, aun reconociendo que las cifras, con ese descenso anual, son positivas, también hay que apuntar que la caída en la provincia está por debajo de las medias regional y nacional, lo que no deja de ser un indicativo. En Castilla y León el descenso conjunto fue del 5,4 por ciento, y en todo el territorio nacional la cifra fue del 4,7, en ambos casos, descensos más importantes que en Ávila.
Muchas son las ocasiones en las que se ha podido comprobar que el mercado laboral abulense va por libre. Cuando la tendencia en la región o en el país era una, no era raro ver que en Ávila era la completamente contraria. El hecho de que la dependencia del sector servicios sea tan elevada, seguramente tenga algo que ver, como también el hecho de que el tejido industrial abulense es mínimo en cantidad y calidad en comparación con otros territorios.
Más allá si la caída es menor o mayor, lo que quizá destaque más es el hecho de que, desde 2020, son ya cuatro consecutivos en los que el mercado laboral abulense ha tenido un final anual a la baja. Desde el año 2007 no había en Ávila una cifra tan baja de parados, y eso que durante al año se estuvo, incluso, a punto de bajar por debajo de los 8.000 parados, lo que teniendo en cuenta que hubo hace no demasiado tiempo casi el doble, no deja de ser una muy buena noticia.
En el comienzo de este nuevo año, en el que las perspectivas macroeconómicas son de crecimiento tanto en España como en Castilla y León, el reto es que ese buen comportamiento de las grandes cifras económicas se traduzca luego en hechos concretos y palpables para el ciudadano de a pie, comenzando por quienes todavía tienen que ir cada mes al Servicio Público de Empleo en busca de un puesto de trabajo que les permita, tanto a él como a su familia, tener un proyecto de vida que, es, al fin y al cabo, lo que permite tener una nómina al final de mes, junto con la realización personal que ello supone también.