El ciclo de encuentros que cada último martes de mes celebra el Aula de Poesía Juan de la Cruz de la Universidad de la mística, dirigido por María Ángeles Álvarez, acoge este martes un homenaje al poeta y fraile Victorino Terradillos, guardián hasta su muerte hace un año del monasterio de San Pedro de Alcántara de Arenas de San Pedro y notable hacedor de versos que publicó tres poemarios.
La cita, que se anuncia cargada de emoción y de simbolismo por lo que significa no sólo de presentación de su último poemario, titulado Otra vez la palabra, sino de recuerdo «a un gran amigo de la Casa de la Poesía Juan de la Cruz que siempre estará en nuestros corazones y sigue vivo en sus versos llenos de personalidad y de vida interior», tendrá lugar a partir de las siete y media de la tarde, con una duración prevista de una hora.
En el acto, aparte de «leer y celebrar» su poesía, especialmente la de ese libro que tuvo previsto presentar en Ávila pero que no pudo hacerlo primero por la pandemia y luego por otros motivos de organización de agendas, se proyectará una grabación de una «lectura impresionante» que hizo de su obra en el Cerro Gallinero de Hoyocasero, un audiovisual de aproximadamente media hora de duración que grabó el director de ese centro de arte en la naturaleza, Carlos de Gredos, y en el que «además de leer sus versos canta, porque Victorino cantaba muy bien y es un placer escucharle».
La otra parte de este encuentro será una lectura de esos poemas del libro Otra vez la palabra por parte de poetas amigos de Victorino Terradillos, los cuales compartieron citas poéticas con él en Ávila y también en el monasterio arenense de San Pedro de Alcántara, que son José María Muñoz Quirós, José Pulido, María Victoria Arenas, Ester Bueno, Fernando Alda, Julio Collado, Carlos de Gredos y la propia María Ángeles Álvarez.
El acto, un año después de la inesperada muerte de Victorino Terradillos, será un «recuerdo, un homenaje y también una celebración de su persona y de su poesía», un acercamiento a una persona «que fue un poeta muy original, con voz propia», y que además de escribir poesía, ser guardián del santuario arenense y evangelizar a través de las redes sociales, «era una persona muy especial llena de alegría contagiosa a quien le gustaba mucho cantar, y lo hacía fenomenal».