"Crecí dentro del Grupo Scout San Antonio"

M.M.G.
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Pocas personas como Blanca Martín Peña conocen tan bien el movimiento scout en Ávila. Responsable del Grupo Scout San Antonio durante años, ahora va poco a poco cediendo esa tarea a otros, pero sabiendo que el que «es scout lo es toda la vida»

"Crecí dentro del Grupo Scout San Antonio" - Foto: David González

Se recuerda como una niña «despierta», «inquieta», «charlatana» y siempre «con mil historias». Y lo cierto es que nada de eso sorprende cuando se conoce un poco más a la protagonista de hoy de nuestras Conversaciones en el Lienzo Norte. Porque Blanca Martín Peña (Ávila, 1999) apenas ha cambiado: sigue siendo inquieta, despierta, buena conversadora (que no charlatana, conviene puntualizar) y está metida en mil historias. Historias de las buenas, eso sí, de las que hablan de música, infancia, juventud y naturaleza.

Puede que su rostro les resulte familiar. O incluso, que usted se encuentre en la extensa lista de abulenses que la han tratado o la tratan a diario por alguna de sus facetas. Y es que Blanca no sólo ha sido durante muchos años una de las responsables del Grupo Scout San Antonio. También es profesora de Literatura (en la actualidad ejerce en el IES Alonso de Madrigal). Y cuenta asimismo con una tercera faceta como intérprete de violonchelo, un instrumento del que se enamoró con apenas nueve años para sorpresa de sus padres («casi les da un infarto, por el tamaño del instrumento», recuerda con una sonrisa el susto que se dieron estos cuando les contó que había escogido el chelo para sus primeros pasos en el Conservatorio).

Esa elección es sólo un ejemplo de cómo Blanca (Pupi, para sus muchos amigos) no se achantaba ya en su infancia y de cómo nada se le ponía por delante. De hecho, esa pasión por la música la llevó a cursar el Conservatorio Superior entre Albacete y Salamanca, a la vez que estudiaba elGrado en Lengua y Literatura Española.

Y todo ello lo hizo sin desatender la tercera de esas pasiones de las que les hablábamos: el Grupo Scout San Antonio, al que llegó de jovencita, cuando estaba en primero de laESO. Fue una amiga de sus clases de tenis (otra de sus aficiones) la que la llevó a un primer encuentro con los scouts. «A mí me llamaba la atención la naturaleza y se me habían presentado los scouts como un sitio donde todo el mundo podía ser como realmente era», explica los primeros motivos que la unieron a un movimiento del que, cuenta, también le gustaba su planteamiento a la hora de organizar campamentos, no sólo en época veraniega.

«Yo estaba en Tropa, no éramos un grupo muy grande. Y tras la primera actividad me llamó mucho la atención que habíamos estado jugando una hora sin ningún problema. No había trampas y todo el mundo se respetaba», continúa evocando aquellos primeros pasos dentro del escultismo.

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

Calidad de vida.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila? 

Precisamente eso, su tranquilidad. Creo que es una ciudad que me ha permitido formarme, he encontrado en ella un ocio sano y he podido también estar cerca de mi familia y de la naturaleza, que es fundamental para mí. 

¿Y lo que menos?

¿Puedo volver a contestar lo mismo? Creo que está muy bien que llevemos la tranquilidad por bandera, pero Ávila se ha convertido en una ciudad que me ilusiona y me preocupa a partes iguales. 

Esa tranquilidad no se va a poder seguir disfrutando y ninguna familia va a poder vivir aquí si no tiene opciones laborales que le permitan quedarse. Estamos demasiado tranquilitos si se me permite la ironía con la ardua tarea de posicionar Ávila como una ciudad en la que plantearse construir un proyecto de vida. El teletrabajo habría sido una oportunidad, pero hemos dejado pasar ese tren.

Un lugar para perderse de la ciudad o la provincia....

El castro de Las Cogotas. Es mi lugar de escape, me emocionan mucho los atardeceres desde allí arriba.

Un recuerdo de la infancia...

Mi abuela vivía muy cerca de la residencia de ancianos Santa Teresa Jornet. La tarde de reyes, los ancianos eran visitados por sus majestades y un pequeño grupito de niños afortunados teníamos el honor de acompañar a Melchor, Gaspar y Baltasar por los pasillos de aquella residencia. Siempre lo viví como una gran oportunidad, me sentía muy feliz por el hecho de que mi familia tuviese sus raíces en aquel barrio que me permitía vivir semejante cosa. Además, era siempre algo muy íntimo, los reyes y sus pajes, un grupo chiquitín de muchachos (prácticamente los mismos todos los años) y…unos dulzaineros.

Un personaje abulense que le haya marcado... 

Ximena Blázquez. Siempre me apasionó su historia. Recuerdo descubrirla allá por la primaria en unas jornadas culturales del cole. Por aquellos entonces, si a mí se me preguntaba qué quería ser de mayor respondía que alcaldesa. De alguna manera admiraba su valentía y su capacidad de liderazgo.

El mayor cambio que necesita Ávila…

Un proyecto serio de ciudad. Está fenomenal que los jóvenes tengamos saraos dignos de recordar en las fiestas de guardar, pero creo que es más importante que podamos tomar la decisión de volver a casa no solo para esas fiestas (si podemos volver porque… el tema del transporte es otro melón que podríamos abrir).

Nos estamos quedando aislados. Conozco el caso de un matrimonio joven de Madrid que decidió venirse a vivir aquí después de la pandemia. El caso es que el marido teletrabaja todos los días excepto un día a la semana, los jueves si no recuerdo mal. Están buscando piso de nuevo en Madrid porque él es incapaz de llegar a su puesto a tiempo, llega de vuelta a media tarde…

Se me ponen también los dientes largos cuando escucho hablar del tiempo que tardaban mis padres en llegar a la capital o del famoso autobús universitario que iba y venía todos los días a Salamanca 

¿En qué momento hemos interiorizado que tener un hijo en Ávila implica necesariamente estar ahorrando durante muchos años para poder ofrecerle la posibilidad de tener estudios, pagar en otra ciudad su alojamiento…?

Y tiene que mantener...

Creo que hay que cuidar mucho la Escuela Nacional de Policía y las pocas empresas que diversifican un poco nuestra oferta laboral como Onyx Solar o Nagami. Con la pandemia dejamos de ser la única sede de las pruebas físicas de la escala básica por razones obvias, pero esto es algo que no hemos sido capaces de recuperar ¿somos capaces del balón de oxígeno que suponía esto para la hostelería abulense en los meses de invierno? Ahora bien, mientras tanto hemos tenido unas verbenas… espectaculares.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Quiero pensar que hay esperanza. Me ilusiona mucho que tanto la UCAV como la USAL estén aumentando su oferta formativa en esta nuestra tierra, esto puede significar que los chicos de 18 años no crezcan con la idea interiorizada de que cuando terminen Bachillerato tendrán que salir de sus casas. 

Estudiar fuera puede convertirse en una experiencia muy enriquecedora, pero poder decidir si queremos quedarnos o no creo que es el mínimo al que tenemos que aspirar.

Además, creo que estos proyectos generarán empleo de calidad.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Quiero verla como una ciudad que sea capaz de dar la vuelta a su pirámide poblacional.

¿Qué puede aportar a la provincia de Ávila?

Creo que compromiso con la educación y con la cultura. Querría ir encontrando mi hueco, y de alguna manera, independientemente de dónde me termine llevando la vida, me gustaría mantener un compromiso activo con la ciudad. Me gusta ser crítica pero también opino que criticar con los brazos cruzados es un tanto incoherente. 

Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.