Una de cada ocho españolas padecerá un cáncer de mama en su vida. En algunos casos será necesario reconstruir esa mama, un procedimiento quirúrgico que va más allá del mero aspecto estético, y que puede impactar notablemente a nivel funcional y psicológico en la paciente.
La doctora María del Mar Vernet Tomàs es la coordinadora de la unidad funcional de patología mamaria del Hospital del Mar de Barcelona y la presidenta de la asociación española y portuguesa de cirujanos de la mama. Según explica, este procedimiento quirúrgico que se lleva a cabo tras realizar una mastectomía «consiste en crear una nueva mama en aquellas pacientes en las que se ha tenido que extirpar por la situación particular que sea».
Cuando se realiza una mastectomia se produce un «cambio importante» en el esquema corporal de la mujer, y que forma parte de su vida sexual, social, y privada.
«Se puede haber visto alterada la calidad de vida de la paciente, y su adaptación a la nueva situación puede verse dificultada por la mastectomía, de manera que la reconstrucción de la mama palía estos cambios en la estructura de la mujer», resalta esta especialista.
La doctora Carmen Vega, que es la jefa de sección del servicio de cirugía plástica del Hospital del Mar de Barcelona, coincide con su colega al apuntar que este tipo de intervenciones son necesarias «siempre que la paciente lo desee».
En este sentido, señala que «suele estar indicada tras una mastectomía o tumerectomía, o bien por una patología en la mama fruto de una enfermedad congénita, o ante el riesgo de desarrollo de cáncer mama, en el que está indicada una mastectomía».
Cómo se realiza
La doctora Vega detalla que la cirugía reconstructiva de la mama puede realizarse bien a través de prótesis, o bien, a partir de tejido propio de la paciente, generalmente del abdomen. «Cada técnica tiene sus ventajas e inconvenientes, y luego hay factores que determinarán la idoneidad de cada una», afirma. Esta especialista matiza que, si hay radioterapia previa o posterior, no están indicadas las prótesis por riesgo de mal resultado estético y funcional. En el caso del empleo de tejido propio de la paciente (reconstrucción mamaria autóloga), esta técnica sí puede emplearse cuando la paciente va a recibir radioterapia o tiene antecedentes de ello, o bien porque prefiere seguir este procedimiento. «No tienes una prótesis que recambiar cada año; aquí el tacto es más parecido a la mama normal, y la evolución es más parecida a la mama sana».
Si la paciente no tiene exceso de piel y de grasa en el abdomen, la zona desde la que habitualmente suele extirparse el tejido para la reconstrucción mamaria, la doctora especifica que se podría realizar con el tejido de la espalda, donde está el surco del sujetador si sobra; también se puede hacer con el músculo de la espalda, y luego hay otras zonas como el área de los glúteos, de la cintura, o de la cara interna de los muslos. En este contexto, la reconstrucción mamaria con tejido del propio del paciente es la única cirugía reconstructiva que perdura de por vida, y a la que posteriormente, si se desea, se le pueden hacer pequeños retoques, a diferencia de la cirugía plástica, en la que las prótesis se deben cambiar cuando se degrade el material, algo que suele suceder en torno a los 10-15 años, dependiendo de la paciente.
A la hora de proteger la cicatriz de la intervención, y que ésta sea de la mejor calidad posible, esta especialista ve aconsejable emplear hidratación con aceites, masajes, protección solar, láser, o preso terapia (parches de silicona), entre otras técnicas.
Vega recalca que la reconstrucción de la mama es opcional y hay mujeres que la rechazan. «Se debe aportar a las pacientes la información de todas las técnicas y consensuar con ellas la mejor en cada una. La decisión en cada caso dependerá de varios factores que será necesario debatir con el cirujano plástico y los expertos de las unidades de patología mamaria».