Semana de análisis, de reflexiones, de muchas charlas en el Adolfo Suárez después de una derrota indigesta ante el Salamanca UDS por todo, por lo visto sobre el césped y lo que no se vio fuera de él, por lo que se dijo antes del partido y lo que se ha seguido diciendo –desde Salamanca siguen y seguirán hurgando en la herida emocional– después, pero en especial por uno mismo, por un Real Ávila que ha visto cómo sus rivales le han recortado distancias en una clasificación en la que siguen siendo líderes con seis puntos de distancia.Una posición aún de privilegio que ya querrían tener sus rivales y que ahora más que nunca debe ponerse en valor. Y para que siga siendo así ha sido una semana en la que reafirmar la confianza en todo, desde arriba hasta abajo, desde los que mandan al entrenador y desde el entrenador a los que juegan. Todos a una.
«Vamos todos de la mano, estamos en la misma línea» resume Miguel de la Fuente, entrenador del Real Ávila, el sentir dentro del Adolfo Suárez en un momento en el que la falta de resultados y juego puede hacer aflorar las dudas, capaces de corroer la confianza en todo, empezando por la figura del entrenador.
«Desde arriba me han transmitido confianza plena» confirmaba De la Fuente ante el respaldo de aquellos que mandan en el Real Ávila en el proyecto que lidera el técnico vallisoletano. «Son gente de fútbol, sabían que esto podía pasar y saben lo que tenemos, lo que hay, la fase que estamos pasando.Tanto a mí como a los capitanes nos han transmitido tranquilidad total y confianza plena» explicaba Miguel de la Fuente en un momento complicado de digerir pero en el que cabe recordar dónde se está. «El aval de lo que hemos hecho hasta ahora está ahí» y debe servir para digerir estos momentos.
Ha sido una semana de análisis, de pensar en lo que está ocurriendo después de acumular tres jornadas consecutivas sin ganar, de sumar un punto de nueve posibles o de ver cómo aquello que era una de las principales virtudes del equipo, la solidez defensiva, se ha evaporado. De encajar 5 goles en 20 jornadas, a encajar otros 5 en los últimos tres partidos.
«Parece que el día del Cristo Atlético la derrota no nos dolió tanto como nos tenía que haber dolido».Se asumió con demasiada normalidad. «Parece que era el día que tocaba y no se puede regalar ningún partido ni dar por hecho nada».Porque desde el paso por la Nueva Balastera –tal vez antes, aunque los resultados todo lo tapan– el equipo no ha sido el mismo. «Debemos aprender de lo que nos ha pasado estas últimas tres jornadas» reclama De la Fuente tras las diferentes lecturas que se han venido haciendo de las últimas actuaciones del equipo. Descarta cualquier bajón físico. «Veo al equipo bien. Es más un tema mental, anímico» señala el entrenador del Real Ávila, que reconoce el bajón del equipo en el plano defensivo.
«Si analizas los goles que hemos encajados son muy evitables y son errores que no cometíamos. Antes éramos muy sólidos» apunta. «Ese equipo difícil de ganar era precisamente porque teníamos muy claros ciertos conceptos. No debemos volvernos locos. Debemos saber qué nos ha traído hasta aquí y a partir de ahí exigirnos más ». Pone deberes el entrenador encarnado a los suyos, a los que ya marca tarea, que pasa por regresar a los 'orígenes', a todo aquello con lo que echó a andar el equipo, la idea de ser un equipo competitivo y difícil de batir. «Somos un equipo mejor que en la primera vuelta» pero hay que recuperar la esencia.
«Debemos ser conscientes de que cualquier acción del partido puede ser la que lo decida. Hay que tener más colmillo, hay que ir con más hambre.He visto a mi equipo morder más y esa sensación la tengo que volver a recuperar.Este domingo nos jugamos la vida y el orgullo y eso se tiene que notar». Porque el duelo ante el Almazán se vislumbra desde dentro y desde fuera con un duelo clave.