Francisco Muro de Iscar

MUY PERSONAL

Francisco Muro de Iscar

Periodista


Los políticos de vacaciones, España, también

19/08/2024

A mí no me parece mal que los políticos se tomen vacaciones. El país sigue funcionando sin ellos. No suelen cogerlas largas por eso, por si los ciudadanos se dan cuenta de que el país sigue funcionando sin políticos que tensen la situación, que se dediquen a resolver sus problemas -los de ellos, no los nuestros- o que echen fango sobre el rival en lugar de negociar con él para hacer la voluntad de la mayoría. En Italia durante muchos años han tenido largos períodos de gobiernos en funciones, sin poder para tomar muchas decisiones, y el país no empeoraba, todo lo contrario, respecto a las etapas en que había un gobierno. Cuando un presidente argentino preguntó a la madre del cantautor Jorge Cafrune qué quería que hiciera por ella, su respuesta fue un ejercicio de sabiduría: "Con que no me joda tengo bastante". Otra cosa es, por ejemplo, quién paga las vacaciones de los políticos. ¿Por qué tenemos que pagarlas los ciudadanos? Entiendo, incluso, que en algunos casos elijan lugares propiedad del Patrimonio del Estado por razones de seguridad. Pero ¿por qué tenemos que pagar nosotros todos sus gastos y no ellos, como hace cualquier familia normal?

Me encanta también que durante diez o quince días, algunos más, y aunque se fugue un político buscado por la justicia, no hagan declaraciones ni propuestas, aunque siempre hay un retén de guardia en cada sede que, a la que salta, se lanza al cuello del adversario, sin que sea preciso un razonamiento previo de lo que van a decir. Se trata de buscar un hueco en los informativos que aplaste al adversario. Hacen méritos para el otoño por si, vista su valía cuando todos descansan, puede llegar un ascenso, pasar al equipo titular o, al menos, recibir una palmada en el hombro del líder de turno. Y si ninguno de los segundos se lanza, siempre está el ministro Oscar Puente para mover el oleaje, criticando a los jueces, señalando a los que no le gustan y diciendo lo que va a hacer mañana o pasado el Tribunal Constitucional -y casi siempre con razón-, lo que ayuda poco a mantener la confianza en la imparcialidad del alto tribunal.

Dice Emilio Lamo de Espinosa que la política ha fracasado y que el problema son los políticos y los partidos, seguramente porque la política la hacen solo los partidos y los políticos y la sociedad civil mira para otro lado y los deja hacer. No es sólo culpa suya, sobre todo es nuestra. Pero Lamo de Espinosa añade algo que debería hacernos reflexionar: "las democracias modernas mueren desde dentro, se suicidan". Eso lo han entendido muy bien los independentistas catalanes, después de fracasar en su intento de golpe de Estado. Se dieron cuenta de que aquello era imposible y que, sin embargo, podían inducir al Estado de Derecho y a la nación española al suicidio. Aunque para ello necesitaban cómplices. Y los encontraron. Por eso se está produciendo el desmantelamiento del Estado de Derecho desde dentro cediendo todo lo que sea necesario para mantener el poder. Sólo resisten los jueces. ¿Hasta cuándo? Visto el espectáculo que están dando los recién nombrados vocales del Consejo del Poder Judicial, incapaces de elegir un presidente o presidenta por consenso y recuperar la confianza en la justicia, las esperanzas son escasas. El Gobierno ya sabemos lo que quiere. ¿Y el principal partido de la oposición? Algún día nos lo contarán.

Lo malo, reitero, no es que los políticos se vayan de vacaciones. Lo peor es que en septiembre vuelven y, seguramente, firmes en su decisión de machacar al contrario y no pensar en el interés de los ciudadanos.