Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


Morderse la lengua

11/03/2025

Diré que resulta muy gratificante recordar a tu familia, así como a otras personas queridas y apreciadas que han pasado por tu vida. Poner en valor las enseñanzas y experiencias que te han transmitido. A través de ellos, se enlaza el pasado con el presente y éste con el futuro. 
La enseñanza que da nombre al artículo es de mi madre, y ahora se la transmito a ustedes, por si les sirve en algún momento.  
Sitúense, si les parece oportuno. Nacimos, mi hermano y yo, en la taberna de nuestros padres, y la taberna era al mismo tiempo la casa familiar. La cocina era también la del negocio y la parte destinada a bar-comedor era al mismo tiempo nuestro "salón" y lugar de estudio. Los clientes, muchos de ellos, eran casi como de la familia, pero no dejaban de ser clientes. Y en aquellos tiempos "el cliente siempre tenía la razón" y por ello no dejaban de "exigirnos" y "trucarnos", alguno, incluso, -en atención a que éramos niños-, nos faltaba al respeto, de forma que cuando se extralimitaban en su conducta nos salía el "genio", la necesidad de replicarles, y ahí entraba la sabiduría de nuestra madre: "Hijos, tenéis que morderos la lengua, no replicar al cliente, saberle llevar". Era difícil, por supuesto, pero resultaba necesario, y daba sus frutos.
"Morderse la lengua", tengo que decirlo, conlleva inteligencia y fuerza de voluntad.
Esa enseñanza de mi madre, como otras muchas, me ha acompañado a lo largo de mi vida.
Ahora va la razón de ser de éste artículo, de la precedente introducción personal, y tiene como finalidad poner en valor la existencia de la Monarquía parlamentaria y la labor que viene realizando en éste momento el Rey, Don Felipe VI. Su bonhomía, su saber estar, su función Institucional como Jefe del Estado, en representación de la Nación y de todos los españoles, y del Estado Democrático de Derecho.  
Miren, Franco decidió, como Dictador que era, que a su muerte volviera la Monarquía, y designó primeramente como Príncipe, para luego convertirse en Rey a su fallecimiento, a Don Juan Carlos, en lugar de a su padre, Don Juan, que hubiera sido el Rey por descendencia dinástica. Podría Don Juan Carlos, haber planteado una Monarquía tradicional, absoluta, pero entronizó una Monarquía Parlamentaria, que se materializó en nuestra Constitución.
A todas luces, una monarquía absoluta no se hubiera asentado, pero menos una república, que difícilmente hubiera podido llegar a nacer. La primera república, y, sobre todo, la segunda, no eran buenos referentes. Y al fallecer Franco el País no estaba para florituras, todo lo contrario. Tampoco, hoy en día, en mi opinión, nos valdría una "república plurinacional", como pretende la izquierda, puesto que el "percal" que ofrecen los políticos no es de la calidad deseable y los españoles en su conjunto no tenemos conciencia republicana.
Miren, en la Constitución, en su Título II, -artículos 56 a 65, inclusive-, se regula la Corona y los cometidos que corresponden al Rey –o Reina-. También, en otros artículos de la Constitución, se establecen diversas funciones encomendadas al Rey. Todas las funciones y cometidos atribuidos al Rey son en su cualidad y condición de Jefe del Estado.     
Don Felipe VI, a través de su conducta, pone en valor la existencia de la Monarquía Parlamentaria y ello se debe, en gran medida, según mi opinión, porque está "sabiendo morderse la lengua" ante ataques constantes y despiadados hacía su persona y hacía la Institución que representa, la Jefatura del Estado. 
Es muy probable que esa enseñanza le venga de su madre, la Reina Sofía, porque también ha sabido "morderse la lengua" en situaciones muy complicadas, incluso de carácter personal, que son las más difíciles de sobrellevar. A las pruebas nos hemos de remitir.
Mucho mérito tiene Don Felipe VI, y hemos de reconocérselo, cuando tiene que callar o no hablar ante la ofensas y desplantes miserables de los que viene siendo objeto por parte del presidente del Gobierno, y de varios de sus ministros, de forma singular por parte del ministro de exteriores, Sr. Albares. Igualmente, por parte de diputados y de otros muchos políticos, la mayor parte de "medio pelo". También de diversos y variopintos "personajillos" que pululan en nuestra sociedad. 
Don Felipe VI es el Jefe del Estado, representa a todos los españoles, y la ofensa a su persona nos la hacen a todos.
Majestad, desde estas letras, gracias por "morderse la lengua", por no hablar, cuando considere que debe callar y no actuar. También, y sobre todo, gracias por hablar y actuar cuando entiende corresponde hacerlo. No nos olvidamos de su grandísima intervención a raíz del intento del Golpe de Estado de Cataluña del día 1 de octubre de 2017. Tampoco de otras muchas intervenciones, de forma constante y cotidiana. Recientemente, ahí está su "grandeza" acudiendo a Valencia a con motivo de la desgracia de la DANA, sabiendo arropar, junto con la Reina, a los miles de personas damnificadas.              
P.D.- Ojala que muchos Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno, de aquí y de allí –y en la mente de todos nosotros están sus nombres-, supieran "morderse la lengua".