Con más de 6 millones de ejemplares vendidos, la saga "Pídeme lo que quieras" llega por fin a las pantallas españolas para dar a sus "guerreras" (las fans de la obra literaria) esa versión cinematográfica que tanto han pedido y anhelado en los foros especializados. Un proyecto de alta envergadura que se perfila como la gran apuesta de Warner Bros Spain para 2024 con 5.3 millones de presupuesto, una cifra bastante notable para una producción española que tendrá, si la taquilla y las "guerreras" responden, las secuelas que correspondan para cubrir una saga erótica compuesta por ocho libros. Así que si todo va bien, tenemos "soft porn" para rato.
Presentada en preproducción a los medios el febrero pasado, "Pídeme lo que quieras" ha ido cumpliendo el calendario del proyecto hasta llegar a las salas nueve meses después, a las puertas del puente de diciembre y con unas expectativa muy bien trabajadas. Y el resultado no deja de ser otro título más que explota las relaciones sexuales entre una pareja protagonista ahogada por las dinámicas de poder, así que la toxicidad vuelve a ser el epicentro del relato. Jefe guapísimo y pervertido, y empleada con inquietudes sexuales que sucumbe al cortejo poniendo toda la carne en el asador para tener contento a un hombre al que le aburre decir "te quiero" o dormir abrazado a su pareja. Pero guapo un rato y con pasta hasta decir basta.
Y ese dibujo de trazo grueso resume perfectamente los que es "Pídeme lo que quieras", una película que que coge de aquí y allá (los ecos con "50 sombras de Grey", "Tengo ganas de ti", "Elite" o la saga "Crepúsculo" son evidentes) para actualizar casi 35 años después la adaptación que rodó Bigas Luna de la novela de Almudena Grandes "Las edades de Lulú", aunque sin llegar a alcanzar sus niveles de erotismo y provocación. Volvemos a las relaciones desbalanceadas, al sexo con invitados inesperados, al sexo con invitados esperados y celebrados, a las esposas, a los vendajes... Volvemos a lugares comunes del género, construidos por una mente masculina para su gozo y alborozo. Y mejor que la cosa sea así, al menos en esta película, porque la única vez que ella diseña un encuentro sexual (réplica de los juegos masculinos, que poner el cuerpo es una cosa y poner la creatividad es otra) todo acaba como el rosario de la aurora.
Tras las cámaras Lucía Alemany, realizadora de títulos tan distantes como "La inocencia" o "Vida perfecta" que se sube al tren para dirigir este encargo y demostrar que es capaz de manejar grandes presupuestos y Thais Català, versada en el cine erótico, como directora de fotografía, sin duda lo mejor de la cinta. Dos mujeres para fortalecer con su visión femenina un proyecto que busca el rédito comercial esperando conquistar a las lectoras de Megan Maxwell, seudónimo de María del Carmen Rodríguez del Álamo y cuyos libros podéis encontrar en todas las librerías abulenses para asomaros, y quizá disfrutar, de uno de los grandes fenómenos editoriales de la España del siglo XXI.