El verano siempre tiene algo de parón, mayor o menor, y dependiendo de qué y de quién. Pero, con carácter general, tiene algo de eso, de cierre de etapa. Ocurre en muchas actividades, sean económicas, empresariales, docentes, sociales, etc. Muchas cosas se reenvían a septiembre, como si fuera ya casi obligado respetar el paréntesis hasta entonces. Luego siempre hay excepciones y durante el mes de agosto pueden ocurrir acontecimientos especialmente importantes.
La política es un mundo un tanto especial. Se para la actividad parlamentaria, se ralentiza la actividad administrativa, y hasta los juzgados y tribunales, que ahora tienen encima tantos asuntos relacionados con la política, paran las causas porque agosto tiene carácter de mes inhábil para la mayoría de las cosas. Pero la política no descansa; más aún, esta vez va a ser el verano precisamente el que resuelva, o no, algunos asuntos pendientes y muy decisivos. Que haya gobierno, o no, en Cataluña debe decidirse en medio de las olas de calor, porque los plazos que llevarían a tener que repetir elecciones se cumplen próximamente. Y, a estas alturas, es fácil intuir que de lo que termine pasando en Cataluña puede depender también la evolución que tome la política nacional. Están pasando cosas verdaderamente raras: se vota una investidura, que es condición para que haya Gobierno, pero luego en cada asunto que se lleva a votación en el Parlamento se genera toda la incertidumbre posible y se tumban aspectos imprescindibles para que ese Gobierno, cuya elección se ha facilitado permitido, pueda cumplir su función. Y todo ello tras haber pagado un elevado coste para conseguir esos apoyos y por razones que tienen poco que ver con el interés general, porque lo que se está ventilando tras esa conducta son intereses y estrategias particulares de un territorio. Mientras tanto, ha pasado un año y, entre otras cosas, ni está, ni se le espera, al presupuesto que debía estar ya aprobado y en aplicación, para que fuera operativo en un contexto económico favorable.
No es fácil que esto pueda continuar en estas condiciones de inseguridad. Y aquí si que el verano va atener la última palabra. ¿Volvemos en septiembre con el dilema resuelto? Ya veremos. Así que descansen y piensen en otra cosa.