La puesta en marcha de una serie de actos relacionados con la muerte de Franco está concebida como cortina de humo para tapar la agenda judicial que señala al entorno del presidente del Gobierno y tiene como segundo objetivo implicar al rey Felipe VI, comprometer su imagen de neutralidad en relación con la contienda política. El objetivo divisorio de los actos "conmemorativos" de la muerte del dictador choca abiertamente con el espíritu del último discurso del rey el día de Nochebuena en el que instaba a la búsqueda del bien común evocando el pacto de convivencia que firmamos los españoles en 1978 al aprobar la Constitución.
No hubo épica alguna en la muerte de Franco. El dictador murió en la cama por causas naturales. Y, si nos atenemos a los hechos y repasamos las fechas, su desaparición física no provocó de manera automática el cambio de régimen político. El cambio llegó tras un proceso que duró tres años. De ahí el disloque de calendario que la citada convocatoria quiere pasar por alto jugando con la efeméride simbólica que apareja el medio siglo.
Para entender por qué celebrarlo ahora hay que tener presente dos escenarios: las dificultades con las que tropieza Pedro Sánchez a la hora de aprobar los Presupuestos para conseguir reclutar el apoyo de todos sus socios parlamentarios y ,en segundo lugar: el horizonte judicial, la agenda de citas en los tribunales de personas de su entorno familiar-caso Begoña Gómez, caso David Sánchez- o el suplicatorio en puertas de José Luis Ábalos que afecta a quien fuera la mano derecha de Sánchez en el PSOE y poderoso ministro de Fomento. No hay más.
Tienen asesores contratados que predican la orwelliana doctrina que asegura que la verdad como tal no cuenta, que la verdad que cuenta es lo que la gente cree que es verdad. De ahí el papel de los medios. Todo depende de qué se cuenta y cómo se cuentan las cosas. Y en eso están, programando relatos con los que llenar las escaletas de los telediarios y periódicos afines. Si Sánchez cumple lo anunciado para 2025-"un centenar de actos"- la cosa saldrá a dos veces Franco por semana. Y la pretensión era inaugurar semejantes "pompas" fúnebres implicando al rey. Por extemporáneo, lo que se anuncia, resulta rechazable. Puede que incluso la palabra adecuada fuera otra.