El Rey Felipe VI, en su Mensaje de Navidad, dedicó buena parte de este a las personas que perdieron la vida y a las todavía desaparecidas por la trágica Dana, que, mañana hace dos meses, arrasó algunas zonas de Castilla-La Mancha, Andalucía y sobre todo Valencia. Ellos, dijo el Monarca, merecen todo nuestro respeto y no debemos olvidar nunca el dolor y la tristeza que ha dejado en sus familias. Fue un suceso en el que miles de personas vieron cómo, en un corto espacio de tiempo, sus pueblos, casas, escuelas, negocios, coches y demás quedaron reducidos a escombros o desaparecieron. Una tragedia aún difícil de asumir, pero de la que todos deberíamos de sacar las enseñanzas necesarias, que nos fortalezcan como sociedad y nos hagan crecer.
Destacó Su Majestad la fuerza abrumadora de la solidaridad y humanidad para con los afectados, pues vecinos, miles de voluntarios – bastantes jóvenes-llegados de toda España, equipos de Protección Civil, Bomberos, Policías Nacional y Local, Guardia Civil, Fuerzas Armadas, ONG's y empresas acudieron, a las pocas horas del suceso, a ayudar y colaborar – muchos aún continúan haciéndolo- para que esos cientos de miles de personas afectadas recuperen poco a poco en su vida cierto grado de normalidad. Queda muchísimo por hacer. Costará todavía un tiempo, pero se logrará.
Pidió Felipe VI que la solidaridad que nos ha unido en los momentos más difíciles siga presente en cada gesto, en cada acción, en cada decisión y que las ayudas vayan a todos los que lo necesiten, para que puedan reconstruir el futuro por el que tanto han luchado.
Ayudas que, a dos meses de la catástrofe, se reciben a cuentagotas tanto del Gobierno de España, como de la Generalidad valenciana. Los afectados las precisan ya y así evitar tener que acudir a préstamos personales hasta que sean efectivas, pues les costarán euros de sus bolsillos y encima abonar intereses. Esperamos que se agilice todo y no les ocurra como a las víctimas que sufrieron, en 2011, el terremoto en Lorca (Murcia) y a las de, en 2021, el volcán de La Palma. A pesar de los años transcurridos siguen esperando esas ayudas.
También han de recibir de las ayudas entregadas a Caritas y otras asociaciones del Tercer sector y de los más de 70 millones de euros, fruto de las donaciones de particulares y empresas, que ha recogido Cruz Roja. Son millones que se han recaudado para que los dañados por la Dana puedan rehacer sus casas, negocios y demás, no para cubrir los gastos de alojamiento y manutención de sus voluntarios, ni pagar la gasolina u otras necesidades de quienes a estas localidades han acudido para ayudar.
Deberían estas organizaciones ser totalmente transparentes y publicar los ingresos que han tenido, fruto de la solidaridad de miles de personas, así como la distribución de estos a las víctimas. Los necesitan los afectados y los donantes, para seguir confiando en ellas.
Es 28 de diciembre. Que no sea otra inocentada.