En la cúpula del Partido Popular andan desconcertados. No acaban de entender que Pedro Sánchez siga políticamente vivo pese a las tropelías que ha perpetrado. Vivo y desafiante como cuando anunció qué, con o sin el concurso del Legislativo y con o sin Presupuestos, su intención era agotar la legislatura llegando hasta el 2027. Les exaspera con sus maniobras.
La última la del lioso decreto ómnibus que al final se convirtió en minibús pero que fue diseñado a modo de "caballo de Troya" para tenderle una trampa al PP, puesto que junto a la revalorización de las pensiones y las ayudas a los damnificados por la dana colaban medio centenar de disposiciones a cual más heterogénea. Entre otras, a modo de trágala, el regalo al PNV del famoso palacete parisino sede del Instituto Cervantes. Lo tumbaron en una primera votación -junto a Vox y Junts- pero ahora, en puertas de la segunda, Núñez Feijóo anuncia que votaran a favor. ¿Por qué? Pues porque, tal como está planteada la cosa, el PP no puede a quedar ante los millones de jubilados como el partido que se opone a la revalorización de las pensiones. Una decisión muy de "real politik" para evitar caer en una trampa.
Era una trampa, porque quien había embarrado el terreno diseñando a conciencia de su potencial provocador el decreto de la discordia -metiendo dentro la subida de las pensiones- había sido Sánchez. Buscaba poner en un aprieto al PP y en parte lo ha conseguido porque aunque al final van a votar a favor el asunto ha dado pie a discrepancias entre la cúpula de los populares a la hora de decidir el sentido de la votación. La jugada buscaba endosar a Feijóo la responsabilidad de que no fuera aprobada la subida de las pensiones.
Sánchez es así, vive al día y sin prejuicios y no se siente concernido por las críticas que generan sus actos. Y eso es lo que desespera a los políticos que dirigen el PP, que en el fondo pecan de ingenuidad al pensar que no puede ser que una y otra vez Sánchez les trolee políticamente sin que sus maniobras tengan consecuencias. Aunque en esta ocasión han reaccionado a tiempo evitando caer en la trampa de las pensiones optando por una decisión muy de "real politik".