Recién presentada en el Festival de Cine de Málaga, la última película de Borja Cobeaga, coescrita junto a Valentina Viso, es el primer título que llega a las carteleras tras su paso por el festival de cine en español más importante del planeta. Y también es una de las mejores comedias feel good que ha alumbrado nuestro cine en los últimos años.
Y lo es por méritos propios, y en buena parte por la manera que tiene su realizador de entender el cine, usando la comedia como parapeto para explorar temáticas muchas veces bastante más profundas de lo que parece, una habilidad que le ha convertido en uno de los mejores guionistas de nuestra industria y en un director muy interesante que pocas veces, o ninguna, defrauda. Y es que si 'Los aitas' funciona es porque plantea una comedia de las habituales en su filmografía, alejada de los títulos factorizados que protagonizan con regularidad la oferta en carteleras (con los mismos planteamientos, los mismos actores y cómicos, el mismo humor facilón y las mismas carencias) y dotada de una serie de lecturas bastante atractivas. En 'Los aitas' el punto de partida es una excursión a Berlín en 1.989 de unas niñas de Bilbao para participar en un campeonato de gimnasia rítmica. La capital alemana en plena caída de su muro y la vizcaína también sumida en aquellos años en la crisis de la siderurgia. Dos ciudades que vieron cambiar para siempre su paisaje social, laboral y urbano. Dos ciudades hermanadas por la revolución y por el cambio de era.
Lo inesperado, el factor que desata la comedia, es que son los padres los que tienen que acompañarlas por avatares de la vida, o del vino peleón. Padres ochenteros a todos los efectos que poco se han involucrado tradicionalmente en la educación de las niñas y cuyo principal rol en el tablero familiar es el de traer dinero a casa. Padres golpeados económicamente (y también en su orgullo) por la crisis de empleo bilbaína, que pinta con paletas muy oscuras el futuro de cada uno de ellos. Y sobre este viaje se construye gran parte del relato, que como viene siendo norma de la casa en el género será un viaje no solo geográfico sino también vital para todos, porque es menester que en las road movies sus personajes también experimenten un viaje interior de transformación que les empuje al cambio, a la superación o al descubrimiento. Y en 'Los aitas' este cambio está presente a estos tres niveles, y está trabajado con una delicadeza bastante disfrutable que se convierte en ternura en varios momentos para llegar al corazón del espectador.
Para dar vida a los cuatro padres, cuatro actores que funcionan de maravilla en conjunto: Quim Gutiérrez, Mikel Losada, Iñaki Ardanaz y Juan Diego Botto (poco habitual en papeles de comedia pero ya presente en la serie 'No me gusta conducir', también escrita y dirigida por Cobeaga para TNT). Todos saben leer cada uno de los perfiles que interpretan y todos asolados por el mismo problema: la crisis de la identidad masculina. Y junto a ellos Laura Weissmahr (protagonista de la reciente'Salve María' de Mar Coll) encarnando a la entrenadora, un personaje que asumirá la tutoría de los padres, haciéndoles abrir los ojos y empujándoles a no perder la oportunidad de ver a sus hijas crecer y disfrutar junto a ellas de sus sueños.
No va a ser la película del año, pero sí puede ser la película de la semana para todos los espectadores que compren una entrada.