Julia Navarro

ESCAÑO CERO

Julia Navarro

Periodista y escritora


Cinco años después

19/03/2025

Hace cinco años cientos de personas acudían a los hospitales con sus familiares enfermos, a los que en muchos casos, demasiados, no los volverían a ver. La realidad no era otra que, en los hospitales, médicos y personal sanitario luchaban a ciegas contra un enemigo desconocido, un virus letal escapado de un laboratorio chino: el Covid. Y sí, en los centros sanitarios se llevaba a cabo el consabido triaje. No había respiradores suficientes, ni en ese momento se conocía con qué medicamento se podía hacer frente a aquel enemigo mortal. Los médicos hacían lo imposible por salvar vidas pero todos sus esfuerzos no fueron suficientes. Y esto sucedía en hospitales de toda España, de todo el mundo.

Muchas familias perdieron a padres, abuelos, hijos, sobrinos, hermanos, amigos.

Cinco años después la Fiscalía va a indagar si en las residencias de ancianos de Madrid se negó asistencia médica a los residentes que precisaban de atención médica. Me parece acertado que lo haga aunque sea con cinco años de retraso, y ojalá también se indague lo que sucedía en esos días en otras residencias y centros hospitalarios, estén o no estén en Madrid. Lo que me pregunto es por qué no lo han hecho antes, no tanto la Justicia, también las propias autoridades sanitarias, ministros de Sanidad, consejeros de sanidad de las Comunidades Autónomas.

La única manera de subsanar errores y evitar que se repitan en el futuro es conocer qué se hizo mal, y por supuesto, en el caso de Madrid y de otras comunidades, perseguir las actuaciones de quienes negaron asistencia médica a los ancianos de las residencias o a quienes la necesitaran.

Si analizamos con rigor, con ojos de hoy lo sucedido entonces, vemos fallos múltiples precisamente porque no se sabía ni el alcance ni las consecuencias del maldito virus. Para empezar, el gobierno central, que tardo en decidir el confinamiento de la población con tal de que sus socios de Podemos pudieran salir airosos en la manifestación del 8 de marzo, en el que por cierto la vicepresidenta del gobierno y otras ministras acudieron "protegidas" con guantes de color morado y, aún así, a los pocos días se informó de que padecían covid.

En cuanto a Fernando Simón, portavoz del Gobierno de todo lo que tenía que ver con el Covid, la realidad es que o carecía de información, o como científico no era capaz de comprender lo que estaba sucediendo, y decidió hacer caso omiso de las alertas de la Organización Mundial de la Salud y de lo que estaba pasando en otros países, o simplemente opto por ser la "voz de su amo", es decir del Gobierno, diciendo lo que a este le convenía. Incluso se atrevió a asegurar que en España no habría más de dos o tres casos de contagio.

Como muchos ciudadanos yo sí me he sentido engañada por Fernando Simón y de rebote por el Gobierno por más que también comprendo que en aquellos momentos puede que no supieran calibrar la magnitud de la que se venía encima.

¿Hizo el Gobierno todo bien? ¿Y las Comunidades Autónomas? La respuesta es NO. Pero tengo el convencimiento de que los errores cometidos no fueron por mala intención sino porque el Covid era como un tsunami que arrasaba todo a su paso.

Es evidente que hubo sinvergüenzas, algunos con conexiones políticas, que aprovecharon la tragedia para "forrarse" a cuenta de la compra de las mascarillas y estos sinvergüenzas no merecen el perdón.

¿Se gestionaron bien las residencias de ancianos en la Comunidad de Madrid a la hora de dar respuesta al maldito Covid? En algunas no, y en otras sí. Lo que no se puede negar es que hubo errores y que las familias tienen todo el derecho de saber por qué a sus padres o abuelos no recibieron la atención que necesitaban y si es verdad que se les negó asistencia médica dejándoles morir.

Pero yo no creo que los presidentes de las comunidades, ni tampoco el Gobierno de la Nación, sean o fueran "asesinos". Ni que sus decisiones estuvieran adoptadas de mala fe, con el objetivo de que muriera la gente.

De ahí que me parezca una frivolidad, un desatino en esta manera de hacer política del todo vale que tanto le gusta a nuestros gobernantes. Que la líder del PSOE en Madrid, la señora Reyes Maroto haya descalificado la gestión de la presidenta de Madrid, Isabel Días Ayuso, utilizando la palabra "asesinatos" y que el Delegado del Gobierno en Madrid, el señor Francisco Martín, que más parece un "hooligan" de Pedro Sánchez, que alguien que representa una institución, siga la senda de Maroto, evidencia que para algunos políticos todo vale.

La verdad es que algunos líderes socialistas de Madrid se debían hacer mirar la obsesión que tienen con la presidenta madrileña.

Es evidente que la inquina de Pedro Sánchez a Isabel Díaz Ayuso la ha ido haciendo cada vez más importante. Porque a uno también le hacen grande la importancia de sus adversarios.

Pero vuelvo al principio e insisto: no estaría de más que se hiciera un trabajo de investigación exhaustiva de qué sucedió en España en aquellos días, que sucedió en hospitales y residencias de ancianos, sobre todo para corregir en lo que se falló. Pero un trabajo de investigación objetivo y no sesgado para señalar a los adversarios políticos.

Calificar de "asesina" a Isabel Díaz Ayuso es tal disparate que se vuelve en contra de quienes hacen la acusación.

En aquellos días dramáticos la señora Ayuso tuvo aciertos y errores, lo mismo que el resto de los presidentes de otras Comunidades Autónomas o que el presidente del Gobierno de España, pero esos errores no les convierte en asesinos en serie.

Cinco años después es hora de que los poderes públicos investiguen qué paso y que se hizo bien y mal durante la pandemia. La ministra de Sanidad, la señora García, mujer, médico y madre, debería estar preparando nuestro sistema sanitario por si vuelve a darse otra epidemia como la del Covid, que al decir de los expertos tarde o temprano volverá a suceder. De paso debería estar "peleando" para que su compañera de Gobierno, la todopoderosa María Jesús Montero, libre partidas presupuestarias que mejoren la sanidad pública. Hacen falta médicos, enfermeras-os, y personal sanitario en todos los escalones del sistema, desde la atención primaria a los grandes hospitales.

Hasta ahora la gestión de la señora García resulta irrelevante. Y como hasta el 2027 no habrá nuevas elecciones, tiempo tiene para mejorar nuestro sistema sanitario y que en caso de otra epidemia cualquier ciudadano reciba la mejor atención posible y no se vuelvan a repetir las escenas y los errores pasados.