Tras un año perdido en la política local, en el que "el no presupuesto municipal" ha ocupado todos los tiempos de la política en el consistorio, hay gente que considera que Ávila está mejorando porque se están haciendo inversiones y obras.
Es innegable, pero también es cierto que dichas inversiones se producen gracias a las subvenciones de los Fondos Europeos para la recuperación económica tras la pandemia del covid-19. Por tanto, no es mérito de la política local, sino de la estatal y la europea.
Lo que sí es meritorio (entiéndase la ironía), es que el gobierno municipal y la oposición, comiencen a generar una opinión social de incapacidad para que Ávila prospere, más allá de apoyos económicos externos. El eterno debate que ha supuesto el Presupuesto de 2024 ha dejado al descubierto asuntos relevantes para la forma de afrontar los de 2025.
Por Ávila ha demostrado que, con su relato de 5 años sobre "la herencia recibida", no es capaz de generar dinámicas para gobernar en minoría. Hacer oposición a la oposición solo deja la sensación de "más de lo mismo". El PP, en su línea de desaparición por ausencia de liderazgo y por falta de apoyo de quienes gobernaron, pasa desapercibido, a la espera de que, si Feijoo es presidente, las sinergias electorales le devuelvan el poder. Como si la política local fuese de eso y no hubieran aprendido nada de Por Ávila.
De la extrema derecha solo cabe señalar que pasan el tiempo entre ocurrencias y reproducciones propagandísticas de sus líderes nacionales. Su nivel no es solo bajo, es ausente, por incapacidad y porque no les gusta trabajar leyendo la cantidad de documentación que requiere la labor municipal.
El PSOE se equivocó. Su inmovilismo sobre el IBI, por un acuerdo asambleario interno, ha impedido dos cosas para la ciudad: por un lado, aumentar ingresos y evitar los recortes que se han producido en todas las áreas municipales; y por otro, la demostración de que el PSOE también quiere gobernar la ciudad, puesto que el apoyo al presupuesto municipal hubiese acarreado responsabilidades de gobierno.
Por qué ocurre todo esto, sería la pregunta a formularse. Y si no se la formulan quienes están dentro del Ayuntamiento, alguien debería hacerlo desde fuera. En mi opinión, Ávila debe ser pensada en perspectiva, no desde intereses cortoplacistas. Un proyecto de ciudad que comience a fraguarse hoy y que sitúe su horizonte en 2030.
Pensar Ávila para la próxima década considerando sus potencialidades geográficas, económicas y sociales, comenzando a remover obstáculos y construyendo un relato fiable. Reivindicar un ferrocarril suficiente o aceptar que en 2029 terminan los peajes de las autopistas, pueden ser puntos de partida para definir un proyecto de ciudad. Aunque solo faltase un puñado de votos para conseguir presencia en el ayuntamiento, a la izquierda transformadora le queda una oportunidad, pero el tiempo pasa y no vuelve.