El aperitivo fue el pasado miércoles cuando el país se despertó con las primeras imágenes de la tragedia desatada por la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, con cerca de un centenar de muertos y decenas de desaparecidos aún por encontrar entre la acumulación de lodo, árboles caídos y las secuelas de la inundación. El jueves la contienda política se libraba ya a campo abierto con la finalidad de repartir responsabilidades o quitárselas de encima por la gestión de la catástrofe.
El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, fue muy crítico con el Gobierno por no instar a la suspensión del pleno del Congreso del miércoles, que parecía una decisión muy razonable en un país en estado de shock, aunque tampoco renunciara al garrotazo al Gobierno en las preguntas que se realizaron durante la sesión de control al Gobierno. La vicepresidenta, María Jesús Montero, dijo que no era el momento, pero tampoco hizo nada por suspender la actividad parlamentaria.
Todos los medios de comunicación han elaborado las cronologías de las alertas meteorológicas y de las decisiones políticas sobre cómo abordar la situación de emergencia, que cada quién saque sus conclusiones sobre quien tiene razón y quien no la lleva, y quien debiera estar al mando de las operaciones. El ministro del Interior, Fernando Grande -Marlaska, ha defendido la actuación de los organismos estatales a la hora de avisar de la DANA y que la responsabilidad de la gestión de la emergencia correspondía, a las comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias en estos sucesos de carácter regional. El presidente del PP, por el contrario, sitúa la responsabilidad en el Gobierno que debiera haber declarado la 'emergencia nacional' y ponerse al frente del operativo. Sin embargo, nada se le ha escuchado al respecto al presidente valenciano, Carlos Mazón, sobre la posibilidad de que el Gobierno le hubiera relegado.
Tiene razón Feijóo cuando se queja de que el Gobierno no le ha informado de la situación en Valencia y que ha sido él quien ha recabado la información entre los presidentes autonómicos afectados. También habría podido realizar una llamada a Pedro Sánchez para que le pusiera al día de lo que se va a hacer y ponerse a su disposición para abordar juntos las consecuencias de la tragedia, en lugar de reiterar sus críticas y la defensa sin sombra de duda la gestión del presidente valenciano, quien precisamente no realizó ninguna reconvención a Sánchez en su visita conjunta a la zona cero de la catástrofe.
Pero Sánchez y Feijóo deben considerar qué les resulta más positivo mantener la distancia y el enfrentamiento. Dónde el líder de la oposición carga contra la AEMET, la Confederación Hidrográfica y la reticencia del Gobierno a declarar la emergencia nacional, el jefe del Ejecutivo ha destacado el valor de lo público, la colaboración entre Administraciones y el compromiso de acompañamiento con las víctimas de la catástrofe climática. El rey, Felipe VI ha llamado a la unidad de todos. Por sus hechos los conoceréis y los afectados podrán comprobar pronto si el compromiso de las ayudas llega con la rapidez que se requiere para que puedan recuperar una vida lo más parecida a la anterior. Y todos si la tragedia de la DANA deja alguna enseñanza de cara al futuro en materia de prevención y gestión de las emergencias, aunque el clima de críticas cruzadas no lo propicia.