Desde enero, me he venido asomando a la contraportada de este querido Diario tres veces por semana, con algunas más de propina, reanudando esta sección que tanto he disfrutado desde sus inicios, allá por 2016. Han sido 91 entradas las publicadas en esta última etapa. Ahora, toca aprovechar el descanso estival para pertrecharse de nuevas historias con las que volver a estas páginas una próxima temporada.
Siempre he creído que ser de un sitio no lo confiere el certificado de nacimiento, ni es algo que se adquiera de una vez y permanezca cristalizado para siempre. Al contrario, es un estado dinámico que hay que trabajar cada día, construyéndolo cada uno desde donde lo ponga la vida. Algo muy íntimo y particular, y a la vez un proyecto general y compartido, en el que todos tenemos una aportación insustituible que hacer. No podemos esperar a que lo hagan otros por nosotros: nos incumbe a cada uno.
Muchas personas vinieron a Ávila desde parajes lejanos y aquí han levantado sus proyectos vitales; otros se han visto obligados a residir fuera por razones de estudios o trabajo, pero jamás ha aflojado su implicación, volviendo a cada ocasión que se les presentase; y otros más hemos tenido la fortuna de haber podido desarrollar aquí siempre nuestro día a día. Pero todos tenemos en común nuestro profundo vínculo con esta tierra. Y eso, ni se puede fingir, ni precisa pregonarse; simplemente, se cree y se siente.
Este casi centenar de entradas ha recogido episodios de nuestra historia común, algunas de hace pocas décadas y otras de tiempos lejanos. Estos últimos meses, cada vez que una columna veía la luz, han sido muchos los lectores que me han contado de palabra, en un mensaje o en redes sociales, su relación personal con el suceso, cómo se integra en su propia biografía, cómo lo vivió, dónde estaba, qué dijo o sintió, él o sus ancestros. Y me doy cuenta de la grandeza que es ser de un lugar, en este caso Ávila: un síntoma ineludible es no poder separar la historia pública que aparece en su periódico con la que escribimos en nuestros diarios privados. Feliz verano, nos vemos en Ávila.