Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Una mesa redonda y cuatro amigos

01/12/2024

Hace algunas fechas recibí una invitación a un acto conmemorativo del 70 aniversario de la imagen de La Esperanza de Ávila que su hermandad está celebrando con diversos actos culturales y religiosos. La invitación que recibí de Eduardo Duque era para la mesa y coloquio compuesta por cuatro amigos, Eduardo Duque, Alfonso Galán, Miguel Encinar y Sonsoles Sánchez Reyes, que fueron presentados por Sergio Fernández, el presidente de la Hermandad.
La Esperanza, esta bellísima imagen, tallada en Andalucía, tiene la belleza y el porte de aquellas tierras, que en Ávila desde 1954 prendió y goza de una gran devoción popular.
Cuando vi el programa, inmediatamente me comprometí a no faltar, primero por amistad con todos los ponentes Alfonso y Eduardo de bastante más tiempo, Sonsoles es la amistad de algunos años que se afianza por momentos y Miguel es el joven arquitecto, la amistad más nueva pero llena de complicidades en el patrimonio y la fotografía. Un cartel de lujo que, además, ofrecía cuatro ángulos distintos y muy sugerentes sobre un mismo tema, la iglesia de San Juan de Ávila, el corazón de la ciudad, por su ubicación, en el centro y frente al ayuntamiento, que en algún tiempo fue su sede de reuniones o concejos abiertos.
Un templo que es un compendio de historia y de arte. Con la pila de bautismo de La Santa, nuestra Santa Teresa universal, también las fundaciones y enterramientos de nobles abulenses desde los primeros momentos de la repoblación. Es uno de los templos más antiguos de la ciudad, aunque el actual sea, por decirlo así, el segundo templo, o quizás el tercero, ya que la Plaza del Chico fue el foro de la ciudad romana… y quien sabe.
La iglesia, con su única nave amplísima, de gran luz, es del templo del principio del s. XVI el gótico tardío, el más abulense, isabelino, con hermosas y esbeltas bóvedas de crucería, amplias y atrevidas, el gran rosetón y las ventanitas pequeñas, de pomas o bolas abulenses, o isabelinas, o del "perlado abulense", qué bien suenan estos nombres… pero la cabecera, de mediado y finales del s. XVI, la época de Sancho Dávila, es de pleno renacimiento y el toque herreriano, que podíamos decir es la versión de Ávila, la particular interpretación abulense, pero que se conjugan estéticamente. Son espectaculares sus bóvedas góticas, y sus numerosas capillas y retablos. 
Pero centrémonos en el acontecimiento que nos congregó.
Llegué pronto para admirar una vez más este hermoso templo y por eso de los saludos. Al primero que saludé fue al párroco, recientemente nombrado, Miguel Ángel Rosillo, otro viejo amigo desde su paso por Arévalo. Luego fueron llegando y el espacio acondicionado junto a la capilla de la Virgen, se llenó de público interesado en estos temas y devotos de La Esperanza.
Y llegaron los protagonistas de la noche, saludos y abrazos, es lo que tiene la amistad… Sonsoles, la presentadora y moderadora nos dio la visión más emotiva y poética del templo que es como "el corazón de Avila" y dio pie a Eduardo, el experto en genealogía y heráldica, otra visión muy particular e interesantísima, los personajes vinculados a esta iglesia. Alfonso fue la visión artística y su vertiente turística, nos mostró un templo que no está valorado suficientemente en las rutas turísticas de la ciudad. Y Miguel, la visión arquitectónica, esa arquitectura bella y atrevida de este templo. En fín, cuatro visiones, cuatro puntos de vista para un edificio que es el corazón que late en la ciudad intramuros.
En definitiva, una gozada entre amigos.