Dos creadores abulenses que definen sus obras por la calidad y también por la originalidad, el escritor Ánzoni Martín y el ilustrador Julio Veredas, ambos miembros de la asociación La Sombra del Ciprés, han unido inspiración, ilusión y fuerzas para, sumando sus aportaciones de una manera ejemplar y eficaz, crear un libro en principio para niños, titulado Noche lechón, pero que por sus varios niveles de lectura es interesante y seguramente didáctico para todos los públicos.
El libro, editado por Ambulibro Emergencias Infantiles, será presentado hoy por sus dos autores en el Episcopio, a las 19,00 horas, en un acto que significará también el inicio de una exposición con las ilustraciones del cuento, y algunas más, que podrá verse también en el Episcopio hasta el 14 de octubre.
Noche lechón, de casi medio centenar de páginas, cuenta en formato verso, con una dureza en la que cebe un humor que la hace más accesible, la historia de una niña que tiene que luchar contra la indiferencia y a veces el mal trato que recibe de sus compañeros de colegio, una difícil situación de la que la ayudará a salir un cerdito especial que cría en su granja.
Explica Ánzoni Martín que no es ésta su primera incursión en la literatura para niños, ya que este cuento aparecía «como una semilla en el libro colaborativo de La Sombra del Ciprés dedicado a los niños», y además de que allí estaba en prosa y ahora ha saltado al verso «ha conocido muchos cambios porque hemos estado trabajando dos años con él».
Para llevar a cabo esa transformación, siguió Martín, «dividimos el cuento en escenas, de cada escena hice un poema, y cada poema lo acompañamos de una ilustración... e incluso a partir de algún dibujo yo modificaba algunos versos para que se acoplasen mejor a la imagen». El resultado ha sido «un trabajo muy de la mano, con ilustraciones que tiene cada una un trabajo de semanas y con los poemas también muy trabajados».
El cuento habla, traducidas a un lenguaje que facilita su comprensión por los niños, de «realidades duras como el bullying, un tema que muchas veces se aborda con demasiadas metáforas y de forma muy indirecta y suave, no de forma directa como yo considero que debería hacerse, y que aquí he llevado a cabo con un lenguaje de poesía muy directo, llevándolo al terreno infantil adaptando el vocabulario, haciéndolo más suave».
Además de al acoso escolar, apuntó, «también el libro quiere dar visibilidad al problema de la aceptación de las diferencias, que se puede aplicar a cualquier tema relacionado con la exclusión, porque esta muchas veces lleva aparejado ese bullying, pero a veces también llega por motivos raciales o de otro tipo».
En resumen, acabó Ánzoni Martín, el objetivo de este cuento es «hacer uso de la literatura para ayudar a mejorar la sociedad, para hacer patente un problema y para decir al niño que cuando vea algo diferente que no se asuste sino todo lo contrario, porque en lo que no es igual puede aprender, conocer, y puede ser un motivo de distracción o de aprendizaje... si todo fuese igual sería un poco aburrido».
«Ilustración alevín». Para Julio Veredas la realización de este libro ha sido «un trabajo novedoso», ya que «aunque llevo involucrado en la ilustración los últimos diez años, y buena parte de ellos en la ilustración infantil, en este caso tiene la singularidad de podría definirse como ‘ilustración alevín’, ya que por estar el libro dirigido a niños de entre 6 y 9 años las líneas y los trazados son totalmente distintos, he tenido que simplificar para adaptarme a la edad del público».
Ese cambió, reconoció, «me ha costado un poco, los primeros bocetos que empecé a hacer seguían un poco la misma dinámica de los anteriores y me dije que había que cambiar para infantilizar los rasgos y los trazos; pero luego, una vez que te metes en esa dinámica, me fue costando menos». En esencia, explicó, «lo que he hecho es un minimalismo en los trazos pensando en la edad de los lectores a los que va dirigido el libro, pero como quería ofrecer algo de calidad lo que me ahorraba en trazos lo invertía en texturas, en riqueza de fondos, porque en realidad las ilustraciones están muy trabajadas».
En resumen, y tras asegurar que «he disfrutado mucho durante la ejecución de este trabajo», Julio Veredas comentó que «creo que el cuento está bien, tanto la parte de la literatura de Ánzoni, un autor muy ingenioso, como la mía». Y a ese satisfactorio resultado seguro que ha ayudado mucho el hecho de que «hemos trabajado muy de la mano en un proceso positivo y dinámico: yo trabajaba sobre la estructura que tenía él del cuento, hacía una serie de bocetos y se los enseñaba, y él tampoco se ceñía demasiado al guión original, e incluso reescribió algo en función de lo que veía que hacía yo. Ha sido una especie de traducción Ánzoni-Julio Julio-Ánzoni que creo que al final ha dado buen resultado».