La tragedia de este fin de semana, siendo de grandes dimensiones, no es la mayor que ha conocido la sierra de Gredos, ya que en el mes de abril de 1979 un alud en la zona de Los Galayos, en una cota de alrededor de 2.000 metros de altitud, provocó la muerte de siete personas.
El sábado 14 de abril un grupo de montañeros de Madrid que se dirigía al refugio Victory se vio sorprendido por un alud que provocó el aumento de las temperaturas, desprendimiento de nieve que sepultó al joven Esteban Altieri a la vista de sus compañeros, que no pudieron hacer nada por ayudarle.
Cuando se puso en marcha el dispositivo de búsqueda del montañero sepultado por el alud se descubrió que en el aparcamiento del Nogal del Barranco, lugar de partida de las excursiones que suben hacia el refugio Victory y Los Galayos, había dos coches, un SIMCA-1.200 y un SEAT 127 matrícula de Valencia, en los que habían llegado a Gredos seis montañeros valencianos (de la localidad de Gandía) a los que su familia echó en falta puesto que no habían regresado en la fecha prevista y no habían recibido ninguna noticia de ellos.
Las peores previsiones se cumplieron cuando se descubrió que esos seis montañeros, Carlos Román, Ignacio Hernández, José Camarena, Maite Villaplana y los hermanos José y Joaquín Martínez, habían sido tragados por el mismo alud que acabó con la vida de Esteban Altieri.
Ese descubrimiento puso en marcha un gran operativo de búsqueda, en el que participaron más de doscientas personas, entre los que se contaban montañeros abulenses, miembros de la Guardia Civil y la Unidad Alpina de la Cruz Roja, con el apoyo de un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate.
Ocho días después de que se produjese al alud, tras muchas horas de intenso y peligroso trabajo en los que se colaboraron montañeros de Ávila, Arenas, Guisando, Madrid y otras poblaciones y miembros de la Guardia Civil, la Unidad Alpina de Cruz Roja y la Guardería Forestal del Icona, se conseguía finalizar la operación de rescate de los siete cadáveres de la nieve que les sepultó.
El montañero madrileño murió mientras subía hacia la montaña, mientras que los seis escaladores valencianos lo hicieron dentro de sus tiendas de campaña, donde el alud les sorprendió mientras dormían; sobre ellos había cinco metros de nieve que habían cubierto casi toda la superficie de la estrecha garganta de la Apretura.
Nueve años después, el 17 de julio de 1988, un alud de hielo existente en uno nevero sepultó a cuatro jóvenes en las inmediaciones de la Laguna Grande, accidente que provocó la muerte de la abulense Ana Isabel Herranz, de 15 años de edad, y heridas de diferente pronóstico a las tres chicas que la acompañaban.
Más recientemente, el pasado 19 de enero, la fortuna jugó a favor de un grupo de doce montañeros a los que sorprendió un alud en la zona de los Barrerones (el camino para ir desde la Plataforma hasta la Laguna Grande en su tramo de mayor altitud); el auxilio que les ofreció el Servicio de Emergencias Castilla y León 112 consiguió que lo que pudo haber sido una tragedia se quedase en un susto.