Ávila ha sido una provincia volcada siempre en el sector primario. Hasta fechas recientes, el campo fue el medio esencial de vida para los abulenses, pues el pequeño comercio nunca salió aquí de su pequeñez y la industria rara vez pasó de tímidos balbuceos. Hemos tenido, en efecto, muchos agricultores, algunos comerciantes y muy poco trabajo fabril. Lo que en esta conservadora tierra nuestra se ha echado de menos ha sido a los investigadores, científicos y emprendedores decididos a jugárselo todo por una idea o por un proyecto imaginativo. Pero algo comienza a cambiar y deseo reseñarlo.
Se trata de un cambio todavía minoritario que habrá que alentar porque llega cargado de esperanza. Lo conforman esos abulenses que hoy se atreven a salirse de caminos trillados para adentrarse con valentía en inéditos nichos laborales a los que se entregan y en los que están adquiriendo un merecido prestigio nacional e internacional. Los hay, por ejemplo, que se valen de la impresión 3D y conciben asombrosas soluciones de diseño por las que se interesan prestigiosas corporaciones del mundo. En lo que crean, aúnan el arte, la tecnología, el reciclaje de materiales y su trabajo lo solicitan no sólo instituciones mercantiles de los cinco continentes, sino incluso los museos. Otros se han convertido en líderes indiscutibles del vidrio fotovoltaico de alta calidad para edificios. Combinando, como los anteriores, eficiencia y belleza, desde Ávila comercializan en decenas de países aplicaciones que aprovechan la luz del sol para dar autosuficiencia energética a los inmuebles, añadiendo modernidad y elegancia a cualquier estructura constructiva. Son auténticos gigantes de su sector y trabajan junto a reconocidos colosos de la arquitectura mundial. Cito a un tercer grupo especializado en la ciberseguridad, que desarrolla herramientas de software y hardware para organismos oficiales y privados permitiendo a éstos comunicarse sin riesgos con sus respectivos públicos objetivos, tarea de vital importancia en los tiempos actuales, de agobiante piratería informática, de "malware" y de virus capaces de arruinar en un segundo el esfuerzo de años. Me apetece destacar, en cuarto lugar, a una plataforma especializada en productos financieros basados en energías renovables que posibilita a ciudadanos particulares entrar en proyectos hasta ahora reservados a grandes compañías o fondos de inversión. Y son de Ávila también los ingenieros que llaman la atención en EEUU, China o Arabia Saudí con sus patentes eólicas generadoras de energía, de fácil mantenimiento, sin riesgo para las aves y más respetuosas con el medio ambiente que los molinos de enormes aspas. Así podría seguir y seguir enumerando, si el espacio me lo permitiera, otras geniales iniciativas relacionadas con la agroalimentación, el uso de drones, los satélites o la geología. Y es que, sí, algo nuevo, prometedor y muy digno de aplauso parece estar emergiendo silenciosamente entre nosotros.