Pilar Iglesias

Pilar y sus cosas

Pilar Iglesias


No quería. Quiero. Y no quieres

27/05/2024

Creo que es buen momento para que nos vayamos de viaje. Quiero llevarte por carreteras secundarias y evocar lo que fue y no volverá a ser. En su día yo no quería ir. Me obligaban los domingos que se podía, y el tiempo era propicio, a ir al río. Y, aunque no fui una niña difícil, si tuve un par de años de esos que los padres tildan de odiosos (aunque jamás he escuchado a mis padres quejarse de mí ni decir una sola mala palabra de aquellas épocas). Llevaba hombreras bajo la camiseta y pantalones de ciclista. Para ir al campo, no siempre. Gafas de sol y actitud de a mi todo esto me sobra. Prefiero estar en casa escuchando música. E ignorando a todo el mundo. Aún sigo siendo un poco así. La soledad elegida es adictiva. Recuerdo un domingo que me planté. No quería ir. No quería ir. Y no fui. Me quedé sola en casa y me hice la comida yo por primera vez. Por segunda y por tercera. Porque aquella hamburguesa no se hacía por dentro. Lo que luché contra aquel trozo de carne. No me quedé porque quisiera quedar con mis amigos, ni tuviera un novio secreto, ni para estudiar. Me quedé solo como rebeldía, oposición y porque no quería hacer siempre lo que me dijeran. 12 años. Tenía 12 años. También porque es cierto que el río me daba mucho repelús, con bichos, piedras y cosas verdes que no reconocía. Además de lo aburrido que era estar haciendo nada. 
Ahora soy yo quien te lleva. Celebré mi 39 cumpleaños en nuestro sitio, al que se llega no sin dificultad, por el Puerto de Menga parando en la fuente y no os llevo por la comarcal porque me mareo hasta yo conduciendo, sino por la Cueva del Maragato. Os conté la historia que me contaban a mí. Os maravilló. Porque es una gran historia, y llegamos al río. Donde íbamos con Cuqui y Yaky ahora estaba descuidado y lleno de maleza. Supongo que hay poderes en conflicto. Pero encontramos un árbol estupendo al lado. La sandía de Lanzahíta atada con una cuerda dentro del agua, para que se enfresque. Las cangrejeras a estrenar porque es vuestra primera vez. Y me vi en ti.
Tu carita de asco, de hay bichos por todas partes, que te acribillaron porque eres muy salada, y cosas verdes en el agua que no sé qué son. El mismo aburrimiento por mirar un árbol sin hacer nada. Comer cosas que no son habituales, empanadas, hornazos, aunque os llevé arroz con salchichas. Y eso que fuimos con amigos y os podíais inventar mil historias, subir laderas, jugar en el agua. Quise volver por los 40 pero te plantaste, aunque tus eran de peso porque fueron los míos. Más las picaduras fastidiosas que te llevaste. Pequete sí quería, porque Pequete es Pequete. Ya sabes. Tú,Lili, ay mi Lilita, cuánto tienes de mi. Pero mil kilos mejor. Porque con tus 8 años ya fuiste capaz de decir que no, de argumentar por qué no. Y lo celebramos en la piscina. Porque todos somos más de piscina. Aunque hay que reconocer que las montañas, el valle, el río, poder hacer una ruta a caballo por esos parajes es algo que nunca se olvida. ¿Vamos?

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