La Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de Ávila organizó en la sede del Casino un seminario dirigido especialmente a familiares, cuidadores y amigos que tienen a su cargo personas mayores con Alzheimer o que presentan deterioro cognitivo o enfermedad neurodegenerativa, así como personas que se puedan encontrar en situación de riesgo o ser susceptibles de sufrir una pérdida, desorientación o desaparición.
Con este objetivo se contó con la presencia de José Ángel Sánchez López, oficial-jefe de Policía Local de Guadalix de la Sierra, y Ruth Pindado, directora del Centro de Atención Integral de Demencias 'Alzheimer' de Ávila, que hablaron sobre este tema tanto desde el punto de vista de los protocolos como con reivindicaciones como los geolocalizadores de reloj anclados.
José Ángel Sánchez López habló del programa 'Vulnerables', que está dirigido a personas que tienen una patología de Alzheimer, de deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas y con el que «se trata de dotar de herramientas antes de que se produzca una desaparición y, sobre todo, mostrarles cómo se siente y cómo percibe una persona con deterioro cognitivo o una pérdida de facultades cognitivas». Para ello se contó con unas gafas experimentales con las que se bloqueaban «aquellos sentidos que son útiles para las actividades de la vida diaria, la coordinación, el movimiento, la atención, la memoria, y eso repercute en el estado normal de una persona con Alzheimer». Con ellas se pudo hacer una práctica para «que la gente lo sienta de primera mano».
Reflexionó Sánchez López sobre que «lo primero es un buen diagnóstico por parte de los facultativos, como se suele hacer» pero también es importante «que las familias tengan la posibilidad de transmitir a las fuerzas y cuerpos de seguridad información objetiva, precisa y actualizada de la persona para que, en el momento que desaparezca, podamos activar un dispositivo con mayor eficiencia o eficacia».
En el operativo se trabaja «de manera personalizada» porque «cada persona es particular y tiene unas características muy específicas y a partir de ahí lo que hacemos es una buena y exhaustiva planificación. No consta en salir a buscar a lo loco, sino establecer procedimientos y protocolos para localizar cuanto antes a la persona desaparecida». Ya en el proceso hay muchas variables, lo que hace que «a veces se localizan personas con vida, otras sin vida, por un accidente, por patologías, influyen muchos factores».
También es esencial «concienciar a las familias. Pensamos que cuando se produce una desaparición nunca nos va a tocar, pero de un momento a otro hay un clic y la persona sufre una desorientación temporal espacial y esa persona desaparece y a partir de ahí hay que ir a contrarreloj para intentar localizarla». Las familias lo afrontan «como una montaña rusa. Cuando hablamos de desaparecidos, sobre todo por la incertidumbre, la falta de información, la falta de noticias. Es un estado de estrés emocional muy alto por el que pasan» y por eso «acogen muy bien que haya este tipo de respuestas o protocolos para ayudar, porque en ese momento no sabes por donde empezar a buscar».
Ruth Pindado recalcó «que una gran parte de la gente que desaparece en España, en desapariciones no voluntarias, son mayores de 65 años y casi todos ellos con problemas de Alzheimer» porque además de la pérdida de memoria, una parte importantísima es la desorientación. «Suele ser gente mayor que se les desdibuja la calle. Ellos han bajado a comprar el pan siempre, saben la rutina, o la familia creemos que saben la rutina, y por un momento se desorientan, no saben regresar a casa», recalcó Pindado. Y es por ello que también hay reivindicaciones, especialmente los geolocalizadores para la gente con Alzheimer y «poner un poquito en el ojo de la sociedad que este problema que está pasando».
«Hay muy poquitas cosas que se puedan hacer más. Nosotros trabajamos porque se investigue» pero el punto de mira está en los geolocalizadores, «relojes que tiene GPS y que no se los pueden desanclar. Porque es verdad que entendemos que están los teléfonos, pero es que el teléfono se lo dejan casi siempre, porque el problema de la Alzheimer es que no eres consciente de que no lo llevas, ni te importa, ni sabes lo que es un teléfono. Este localizador que nosotros reivindicamos es el reloj. Es un reloj que se ancla, no se lo pueden quitar nunca, y la familia con el móvil sabe donde están». Además, recalcó que «tiene muy poca desviación, 40 ó 50 metros, suficiente como para que sepas donde está». Y es importante porque «el Alzheimer además cursa con que no son conscientes ni del frío, ni del calor, ni del hambre. Cuando han desaparecido y se tratan de refugiar, a las horas no saben que están deshidratados y la problemática se acrecienta muchísimo».