Por fin Pedro se dio cuenta,
por fin se cayó del guindo
y al fin conoció el desastre
del sistema educativo:
Desde los tiempos de Paco
hasta ocho Leyes ha habido
de Educación, si al sumar
yo aquí no me he confundido.
Que si LODE, que si LOGSE,
que si LOGPEGE o LOGPIJO,
que si LOMLOE o LOMPLAY
y otras varias que no cito…
Cada vez se estudia menos,
quieren hacernos borricos
—que los burros me perdonen,
por si esto los ha ofendido—
y llevarnos bien atados
y, cual borregos, sumisos,
meternos en el redil
del manido progresismo.
Va cuesta abajo y sin frenos
el sistema educativo,
pero el bueno de don Pedro
al fin se cayó del guindo.
Mientras estaba en Galicia
preparando los comicios
que habrá por aquellas tierras
de las bruxas y el marisco;
mientras contaba los pelets,
hasta un número infinito,
oyó que el Informe PISA
habíamoslo suspendido
y que en la Lengua y las Mates
habíamos hecho el ridículo
y que el tal informe estaba
como la torre, torcido:
¡Solo en Castiella y Llión
habían superado el 5!
Diole esto vergüenza ajena,
Pedro púsose rojísimo,
—más rojo aún que la rosa
de ese puño del sanchismo—
y con cara arrepentida
aquestas palabras dixo:
—YO tengo que inventar algo
pa ganar estos comicios.
YO tengo que decir «Diego»
donde antes dije «digo»,
que YO no miento jamás
—aunque siempre haya mentido—.
Y sacó de su chistera
otro par de conejitos:
—En el tal Informe PISA
que ha llegado a mis oídos
nos han plantado un suspenso
tan grande como un castillo
en la Lengua y las Matracas,
y esto YO no lo permito.
Por eso, YO, el President,
ordeño, mando y exijo
que saquen mejores notas
las niñas, niñes y niños,
y dar horas de refuerzo
a chicas, chiques y chicos,
porque en asuntos de números
son resultados malísimos
y la comprensión lectora
también está bajo mínimos.
Por eso, YO ordeño y mando
que arreglen tal estropicio…
Así que en este guindal
de este huerto educativo
el bueno de Pedro Sán
al fin se cayó del guindo.
Pero en los otros guindales
todavía sigue subido,
hinchándose a comer guindas
con su voraz apetito,
y tirándonos los huesos
después de haberlas comido:
—La guinda de la amnistía,
me la trago, decidido,
pues me lo ordena don Charles,
que manda desde el exilio,
y si dice que me trague
la amnistía, yo no rechisto.
La guinda del referéndum
me la trago encantadísimo,
si él me da sus siete votos,
que es lo que yo necesito
pa seguir en la Moncló
por los siglos de los siglos.
Y si un juez «de Castellón»
acusa de terrorismo
al bueno del Pisdelmonte
que está en Water Loo huido,
—hay que tener mucha cara
pa acusar al pobrecillo—
YO me cargo de un plumazo
el poder legislativo
y me quedo con los tres…
¡los tres poderes son míos!
¡Todo sea por Catalonia
y por su independentismo!
¡Y a los demás, ni los huesos!
¿Está claro? Pues… ¡He dicho!
Nadie levantó la voz,
y nadie dijo ni pío.
Tan solo el Page manchego
puso en el cielo su grito
y no se tragó los huesos
que el buen Pedro había ofrecido,
y dejó en FITUR, solemne,
un mensaje bien clarito:
—¡Ya es hora, querido Pedro,
de que te caigas del guindo!