Diecinueve días después de la mayor catástrofe natural ocurrida en España, que afectó a poblaciones de Castilla La Mancha, la provincia de Málaga y sobre todo a 78 localidades de la Comunidad Valenciana ocasionando la muerte de, hasta ahora, 225 personas y varias decenas aún desaparecidas, emociona ver riadas de jóvenes, de izquierdas, centro o derechas , de todos los rincones del país, también de Ávila, que han dejado sus casas, estudios y trabajos o aprovechan los fines de semana para acercarse con comida, ropa y repartirla entre los damnificados por la gota fría. Otros llevando cepillos, palas y distintas herramientas para ponerse "manos a la obra" y colaborar en la limpieza de los pueblos anegados por el demasiado lodo que hay en bajos y calles para que, en el menor, aunque tristemente será largo, plazo posible sus vecinos puedan ir recuperando una nueva y dura realidad.
Emociona ver la cantidad de personas menos jóvenes, médicos, enfermeros, cocineros, electricistas, carpinteros, manitas y de otras profesiones, que están allí voluntariamente para ayudar en lo que pueden. Conmocionan los muchos agricultores que han llegado en sus tractores para ayudar a retirar los miles de coches apilados en las calles de los setenta y ocho pueblos y los demasiados enseres inutilizables, que, bastantes de sus habitantes han perdido y están en las calzadas. No menos emociona conocer los muchos camioneros, particulares y de empresas, que después de llenar sus cajas con todo tipo de productos de primera necesidad y otros, con la maquinaria necesaria, marcharon y marchan hasta Valencia para ayudar.
Emociona, de la misma manera, ver cómo trabajan las veinticuatro horas del día los miles de componentes de los tres Ejércitos, miembros de la UME, Policía Nacional, alumnos de la Escuela Nacional de Policía de Ávila, Guardia Civil, Policías locales, Bomberos, Protección Civil, Cruz Roja, Cáritas y otras ONG, también abulenses, varios de ellos utilizando sus días de descanso. Unos para encontrar a los aún desaparecidos y el resto por hacer algo más habitables las zonas dañadas.
Emociona, por supuesto, la solidaridad de otros muchos españoles, particulares y empresarios, que han hecho, lo debió emprender el Estado, llegar alimentos y ropa para los afectados por la gota fría. También la de otros miles de personas de aquí y otros países, empresas y bancos, que, con sus donativos principalmente a través de Cruz Roja, han juntado varios millones de euros con la única intención de que lleguen directamente a los damnificados por esta gran tragedia.
De las ayudas del Estado confiemos no ocurra como en otras catástrofes, aún las esperan, y cumplan lo prometido. Las donaciones, que no se "pierdan" en el camino y esas personas queden abandonadas. Pedimos total transparencia y rapidez. Saber ¿cómo, cuándo y a quienes irán los muchos millones solidarios?