Tenemos en Castilla y León otro padre Ángel, más joven y menos conocido que el de Mensajeros de la Paz, porque uno ejerce su ministerio en la sobria Soria y el otro en su parroquia de San Antón en Madrid, abierta 24 horas en la calle Hortaleza, y eso se nota. La ingente labor social del mediático sacerdote asturiano comenzó al poco de su ordenación, cuando fue destinado como capellán al orfanato de Oviedo. Allí surgió su empeño vital en proporcionar a esos niños un ambiente de calor y cariño parecido al de una familia. Así fueron naciendo los hogares, donde siempre se intentaba que los hermanos crecieran juntos. Y como la mies de la necesidad es mucha y los obreros pocos, el padre Ángel fue centrando su acción en otros grupos desfavorecidos: discapacitados, mujeres víctimas de la violencia, inmigrantes y, por supuesto, personas mayores.
Ángel Hernández Ayllón, presbítero de la diócesis de Osma-Soria, es otro ejemplo encomiable de solidaridad desde la parroquia de Golmayo. No tiene los premios de su tocayo octogenario, pero sí el reconocimiento de sus feligreses y de muchos ciudadanos que no van a misa. Porque el amor del Evangelio es universal. Fue capellán de la prisión, vicario episcopal y defiende con firmeza el ecumenismo y el diálogo interreligioso. En sus inquietudes pastorales, siempre ha prestado especial atención a niños, jóvenes, matrimonios, colectivos marginados y excluidos.
Por eso, el hogar que ahora regenta en Gomayo da cobijo y comida a inmigrantes sin papeles, "que están fuera del sistema de protección. El objetivo es ayudar a estas familias a que se vayan estableciendo socialmente". Con resultados tangibles: más de 150 pasaron por allí y ya se han integrado con un trabajo y una vivienda. Por eso pide no prejuzgar a los que llegan de otros países sin conocer cada caso. En Nochebuena comparte la cena con todos ellos, y recuerda algo tan esencial como que "no hay Navidad sin Jesús, que se hace presente también en los pobres. Si tu vida la entregas a otros todo cobra sentido". Hacen falta más padres Ángel.