Son las dos de la tarde, o las catorce horas, estilo RENFE. Esa hora, cuando todavía no has comido, y no sabes si al saludar debes decir buenos días o buenas tardes porque son más de las doce. El sol cae como plomo derretido sobre las calles y sobre los pocos ciudadanos que se atreven a andar, o por necesidad, para ir de un sitio a otro o pueden ser unos "masocas", que de todo hay en el mundo. Llegué anoche de Madrid, donde es peor la noche que el día, aunque saques el colchón al balcón para dormir, es un decir, pues las calles exhalan el calor que han acumulado durante las horas de sol. Y en Ávila duermo como un rajá, con la ventana abierta y casi en pelotas. Otros, como dice mi mujer, emigran por necesidad, porque hay que escapar de Madrid a donde sea, preferentemente a la playa mas cercana, que suele ser la de Benidorm, a reunirse con vecinos y diez mil personas más, pero donde te puedes mojar en el mar, que está como un caldo, y lucir hombres, mujeres, niños, y otros (¿), bien sus michelines o su belleza natural, sin ningún rubor, al estar casi en un desnudo permisivo, pisándose unos a otros, pero ¡hay que salir de Madrid, como sea! Entro en el bar de toda la vida, donde sigue Pepe de barman, y allí está, ahora acompañado por dos empleados, fijos-discontinuos, uno peruano y otra venezolana – ¡Buenos días-tardes, amigo Pepe! ¿Qué tal por aquí? - - Buenos días don Manuel. Hacia mucho que no le veía- -Tienes razón. La última vez que estuve aquí, fue cuando vine a celebrar el aniversario del día de la Juven, y eso fue antes de la COVID. Como después no ha habido mas reuniones, porque muchos viejos amigos, o se han cansado, los años pesan hasta para moverte, aunque quieras, o han pasado a mejor vida, pues no había vuelto por Ávila. - Un cliente próximo, interviene. -Perdone. Me llamo Fernando, y también fui de la Juven de don Jesús. Pero no habíamos coincidido. - -Posiblemente. Yo soy de los más antiguos, y después me fui a Madrid a estudiar, y solo por vacaciones, venía a casa de mis padres. Y por supuesto, a la piscina de la Juven - - ¡qué tiempos aquellos, y que recuerdos nos dejaron! - -Añoranzas que, los que no las vivieron, no pueden comprendernos. - -Bueno. Hasta que nos extingamos, como los dinosaurios. - -Posiblemente. Los recuerdos solo quedan entre las personas que aun viven; lo demás, será historia que, a lo mejor, a nadie interesa. - - Tienes razón. Te puedo tutear, ¿verdad? Cada generación tiene su manera de ver la vida, conforme a las cosas que le rodean. Como decía Ortega y Gasset: "yo soy yo, y mis circunstancias". Perdona esta cita que se me ha escapado, no quisiera parecerte pedante y sabihondo. - -Quita hombre. Ojalá todas las conversaciones tuvieran algo más de sustancia, y no solo hablar del tiempo o de los políticos. - -Está bien. Pepe, me pones otra cervecita sin, y de aperitivo morro, que está delicioso. Y al amigo, ponle lo que quiera. - -Para mí, cerveza normal y de aperitivo revolconas, que tampoco se las salta un gitano. - -Y dime ¿Qué se cuece por Madrid? - - ¿a qué te refieres? ¿a la política? ¿al Real Madrid? ¿a algún escándalo concreto, que hay muchos? - -Perdona que no concrete. Es, que como estamos en Ávila, y aquí solo se habla del alcalde, y de lo que hace, no hace o deshace, pocos temas mas interesan, y si interesan, es hablar por hablar. Que si nuestras comunicaciones con el exterior, trenes que tardan la intemerata, más que hace cincuenta años, o se averían; o la autopista que pagaremos eternamente, porque asi lo decidieron nuestros paisanos políticos; del agua, limpia, que hay o habrá poca en un futuro próximo; de la contaminación, que no existe, pero nos la impondrán, para hacer un corralito; o del carril-bici, mas impuesto que necesario; o del futuro del Real Ávila, y cuatro cosas más, temas tan manidos, que ya aburren hasta a las vacas. - -Hombre no, a mí me interesarían, por saber que pasa en mi ciudad, y como avanza. - ¿Dices que avanza? A nosotros nos parece que no, que esto nadie lo arregla, que vivimos o sobrevivimos, solo del turismo, y esto, cualquier día falla, y poco mas y tenemos que ir a buscar leña al monte, o ser todos místicos, y a mantenernos con las limosnas del Estado. Pero bueno, ya sabes que en los bares se arregla casi todo, entre chato y chato o caña y caña. ¡Cuántas cosas habremos solucionado en los bares, aunque luego no nos hagan caso! - -Me gustaría seguir hablando contigo. Pero ¡mecachis! He quedado con unos amigos a comer, y ya se me hace tarde. - -No te preocupes. Ya sabes dónde podemos encontrarnos. - -Hasta luego, amigos.