¿Son una «tradición» que debe mantenerse a toda costa o deberían replantearse al suponer una «competencia desleal» para la hostelería abulense? La apertura de las casetas de las peñas de Ávila, que ya se encuentran funcionando dentro del programa de Fiestas de Verano, levanta ampollas entre los hosteleros abulenses, que durante las dos semanas en las que se encuentran en funcionamiento ven como buena parte de su clientela opta por acudir a los aledaños de la plaza de toros, dejando vacíos sus establecimientos.
Y aunque lejos de pretender su eliminación y conscientes de que todo el mundo tiene derecho a elegir la opción de ocio que desee, los hosteleros abulenses sí que tienen claro que las casetas de las peñas les perjudican. «Está claro que si la gente está abajo no está arriba», resume de forma gráfica la situación Víctor Gómez, presidente de la Asociación de Restaurantes, Bares y Cafeterías, que va directo a lo que él considera el verdadero problema de la situación: «la realidad es que no es gente profesional la que está abajo», considera, e insiste en que si bien no están en situación de decir a la gente dónde tiene que ir, sí que pueden «exigir unas condiciones de higiene y de seguridad laboral por el bien de todos los ciudadanos».
«Hay que competir en igualdad de condiciones y ser legales», abunda en su idea Gómez, que lamentaría tener que descubrir que lo que hacen las casetas es «competencia desleal».
Sobre todo, dice, «porque con una caseta no se va a salvar a una familia, no se va a beneficiar a la economía abulense».
Todo lo contrario opina el concejal de Fiestas de Ávila, Miguel Ángel Abad. «Con los recursos que las peñas obtienen aquí preparan después las fiestas de los barrios. Osea, que hay retorno hacia la hostelería, nadie busca hacer la competencia», subraya Abad, que alude también al otro tema mencionado por el responsable de los hosteleros: la legalidad de estas instalaciones. «El Ayuntamiento exige unas garantías mínimas para que esta actividad se produzca con seguridad», subraya el concejal, que recalca que las condiciones de sanidad y seguridad están supervisadas en todo momento.
«Las casetas son una tradición que lleva muchos años en marcha», defiende Abad esta iniciativa,«y de hecho son parte muy importante de las fiestas». Tanto, que si tuviera que cuantificarlo numéricamente aseguraría que son «el 50 por ciento» de las fiestas, contrapunto perfecto del otro 50 por ciento de conciertos, actividades deportivas y eventos lúdicos. «Los abulenses esperan su llegada por el ambiente que se crea», continúa el responsable de Fiestas, que reconoce ser consciente de que hay que tratar de «conjugar intereses».
Y este año, en esa búsqueda de compatibilidades, se ha creado la Feria de Noche. «Cuando terminen las casetas el día 21 empezará la Feria de Noche, lo que supone una muestra más de la voluntad de todos de que se dinamicen las fiestas y confluyan intereses», expone Abad.
Esta opción es válida para Eduardo Benito, portavoz de la Asociación de Bares Nocturnos de Ávila, que al igual que Gómez se siente perjudicado por las casetas. «Entre las casetas y el botellón de después no sube la gente a nuestros bares», lamenta Benito.
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